Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018

12

Abro la puerta que está entornada y veo a mi marido sentado en su silla tenso y a esa mujer sentada en el filo de la mesa enfrente de él jugando con un bolígrafo. Tiene una bonita cabellera rubia bien peinada y una falda un poco corta negra con una blusa blanca que si mi instinto no me falla lleva abierta más de la cuenta.
—Me alegro mucho de que vayas a darme está oportunidad.—su voz de zorra me mata. Cruza las piernas sensualmente.

—Es un período de prueba, no estoy muy conforme con esto.—dice el serio y dudativo.
¿Por qué dudas?

—Oh, vamos, siempre hemos congeniado muy bien juntos.—le dice ella inclinándose en la mesa.
Que puta.
Entro de golpe y hago como que no he visto ni oído nada.

—Perdona, mi amor.—le digo a mi marido acercándome a él.—.No sabia que estabas ocupado.—se levanta y veo como la tensión en sus hombros desaparece y sus ojos se iluminan.
Le doy un beso ignorando a la zorra.
Él me sonríe y niega con la cabeza. Parece aliviado.

—No, nena, no estoy ocupado.—toma zorra. ¿Le has oído?—.Ana, te presento a Gia Matteo, empezará a trabajar con nosotros como segunda ayudante de Andrea.—¿asistente? Joder.—.Ella es Anastasia, mi mujer.
Miro su cara que palidece y casi se atraganta con su propia saliva y como yo bien sabia el escote de la camisa le llega al ombligo. Mira a Christian y a mí un par de veces. No cae en la cuenta. Ja. Chúpate esa.

—¿Tu mujer?—dice incrédula.—.No sabía que te habías casado.—su tono de reproche me cabrea y sonríe falsamente.
Christian me rodea la cintura y me atrae a él besando mi pelo y ella hace algo parecido a una mueca.
Me alegra ver que él no hace nada por aclararle la situación. Soy su mujer y punto. El como y el donde no es asunto de ella.
—Encantada, Anastasia. Soy amiga, una vieja amiga de Christian.—siento como mi marido se tensa. Cabrón.
Yo no dejo ver mi frustración y mis celos, no le voy a dar el gusto. No sabes con quien tratas.
A duras penas estrecho mi mano.

—Bienvenida, señorita Matteo.—le digo fríamente y ella hace una mueca de disgusto y sé que es por tener que mencionar mi apellido puesto que yo no le he dado pie a tutearnos.

—Gracias, señora Grey.—dice con voz asqueada.
Me giro a mi marido que me mira sorprendido y dejo de prestarle atención a esta zorra. Estoy muy cabreada con él.

—Tengo que hacer una llamada.—asiente y aprieta su agarre en mi cintura suavemente y me besa la cabeza antes de soltarme.

—Yo me despido ya. Nos vemos pronto, señora Grey.—sonrío mientras cojo el teléfono y llamo a Mía.
Veo con coraje como salen juntos: él tenso y ella con cara de satisfacción.

—Hola, Ana.—la voz alegre de Mia me saca una sonrisa.

—Hola. Te llamaba porque esta noche he quedado con Kate en el Luxury. ¿Te apuntas? Hemos quedado a las ocho.

—Oh, claro. Nos vemos allí.
Sonrío, esta noche promete.
Christian entra como una tromba por la puerta.

—Nena.—le corto.

—¿Tu asistente?—la incredulidad tiñe mi voz y él baja la mirada.—.¿Desde cuando tus asistentes te ponen las tetas en la cara y te hablan con tantas confianzas? ¿Una vieja amiga?—me río irónicamente.—.Vaya, no sabia que las entrevistas de trabajo se hicieran sentada en el escritorio del jefe.—adopto la misma postura que ella.

—Ana, deja de decir tonterías. Es una amiga de la universidad. Se acaba de mudar y está buscando trabajo. ¿Qué quieres, que la deje en la calle? Esto es trabajo, Ana. Deja de ver fantasmas donde no los hay.
Respiro hondo. Eso ha dolido. Pero no se lo hago ver.

—¿Y se va a tomar esas confianzas?—la imagen de ella inclinada en su escritorio tardará en borrarse de mi mente.—.Vamos Christian, no me quieras ver la cara de gilipollas. Sé perfectamente lo que he visto. Esa mujer se te ha insinuado descaradamente y tú me estás diciendo que vas a estar con ella todos los días. ¿Cómo coño crees que me hace sentir eso?