Abro lentamente los ojos y mi sueño se disipa rápidamente.
¿Y Christian?
Son las 7:30. Siento como se me revuelve el estomago y voy corriendo al baño a vomitar.
Menos mal que Christian no está. Por ahora he conseguido mantenerlo a raya, pero en cualquier momento querrá hablar de ello y yo no puedo.
Me recojo el pelo en una coleta alta y me cepillo los dientes.
Paso por el vestidor y cojo mi bata a juego con mi camisón turquesa de seda.Mi marido esta en la cocina. Solo con los pantalones del pijama puestos y revolotea cogiendo cosas del frigorífico.
El olor es delicioso; bacon, huevos, café...mi estomago se revuelve. Me tapo la boca e intento respirar despacio. Otra vez no.
Vamos, tranquila, controlalo.
Respiro hondo.
Rodeo la cocina en silencio y me abrazo a Christian por detrás. Su olor invade mis fosas nasales aliviando mis malestares. Eso es. Él es mi cura.—Buenos días, nena.—dice alegre.
—Buenos días, mi amor.—se tensa y se gira entre mis brazos. Me mira con una gran sonrisa tímida.
—¿Soy tu amor?—paso la nariz por su pecho y deposito un suave beso. Este olor sí me gusta. Este olor sí lo tolero.
—Lo eres.—afirmo y él sonríe. Besa mi pelo.
—Así me llamabas antes. ¿Te acuerdas?—niego y sonrío apenada.
—No, solo...me ha salido así.—él me abraza y me besa el pelo.
—Da igual, nena. Solo quiero que me ames.—sonríe.—Y ahora señorita siéntate que te voy a alimentar.—sonrío encantada.
—Vaya, podría acostumbrarme a esto, ¿sabes?—sonrío burlona.
—Eso espero, nena. Porque pienso cuidar de ti y consentirte en todo.—me abraza y me besa brevemente los labios. Sonrío como una tonta.
Me siento en el taburete y pone delante de mí una taza de café y un plato de tortitas con bacon y huevos. Hago a un lado con discreción la taza de café. Noto sus ojos fijos en mí. No me atrevo a mirarle. No quiero saber que tipo de sentimiento cruza por su rostro en este momento. Cojo el tenedor y pruebo mi desayuno.—Nena...—su voz suave como la seda me llega a los oídos y el corazón se me para.
Respiro hondo.—Está delicioso.—comento rápidamente con la mirada fija en mi plato. Él suspira.
—Tú me enseñaste. Yo sabía lo básico para no morir de hambre. Pero contigo hice mis mayores creaciones.—dice con los ojos brillantes de alegría.—Y cómo soy muy bueno en todo lo que hago, superé al maestro.—me río aliviada de haber cambiado con éxito la línea de sus pensamientos.
—La vanidad te sienta de maravilla, mi amor.—se ríe iluminando toda su cara y tira de mi mano hacia él metiéndome entre sus piernas.
—Tu eres lo que me sienta de maravilla. Tenerte de nuevo aquí me ha devuelto la vida.—sonrío y le pongo la mano en el pecho.
—Gracias.—susurro.
—¿Porqué?—sonrío.
—Por no darte por vencido conmigo.—Me abraza con fuerza y besa mi pelo.
—Jamás.—acuna mi cara en sus manos.—Te seguiré donde vayas, nena. Siempre.—rodea mi cuello y me acerca a sus labios para besarme.
—Vamos a desayunar.—me rodea la cintura y acerca mi plato. Sonrío.—¿Hay alguna novedad con el caso de mi madre?—niega.
—Todo sigue igual. Ella está bien. Está tomando su medicación y la terapia no va
mal aunque es muy pronto para cualquier pronóstico.—pensar en ella me entristece.
—El abogado alegará trastorno psicológico y cuando se celebre el juicio la trasladaran a una institución mental.—asiento.—Nena, quiero que tengas claro aunque duela, que la enfermedad de tu madre es grave y no hay posibilidad de recuperación al cien por cien. Pero estará bien cuidada y podrá estar tranquila.—oh, Dios mío. Las lágrimas salen de mis ojos.—Lo siento mucho, cariño. Eso es lo mejor que podemos hacer por ella. Si tu madre no se trata...puede ser peligrosa para ti nena.—sé que tiene razón pero aun así duele. Me abraza y me acaricia la espalda.—Ya, tranquila. Ella estará bien, te lo prometo.
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Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018
FanfictionUn amor a primera vista. Una amor puesto a prueba frente a la distancia, la envidia y el odio. ¿Puede superar todas las barreras que le interponga el destino? Diseño de portada: @Luisi_Fer Obra registrada en Safe Creative. Código: 1805036960637