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—Despierta. Ya hemos llegado.—susurra Christian en mi pelo. Abro los ojos parpadeando para enfocar la vista y asimilar los fluorescentes del garaje. Christian se inclina sobre mí y me coge en brazos.
Durante todo el viaje no a hecho más que ocuparse de mí. Me a dado de comer, me a duchado...Me siento una mierda.
¿Esto es lo que me espera?
Cierro los ojos con fuerza para retener las lágrimas. Otra vez llorando. Soy un puto desastre.
El olor a vainilla inunda mis sentidos y me obligo a no abrir los ojos. Sólo quiero volver a dormir y olvidar por un rato todo esto que está pasando.

—Nena, abre los ojos.—susurra Christian y yo meto la cabeza en su cuello. No quiero Christian, ahora no.—Esta bien.—susurra con tristeza. Me lleva cargada a otra habitación y me tumba en la cama. Es muy cómoda y huele a Christian. Me hago una bolita, me tapo la cara con las manos y dejo que mi frustración salga trasformada en lágrimas y llantos silenciosos.
—Cariño. Tranquila, pronto volverás a estar bien. Y de mientras eso pasa yo te cuidaré y protegerte como llevo tanto tiempo deseando hacer.—me tapo la cara con una manta suave y calentita con la que él me tapa.—Bienvenida a casa, nena.—deja un suave beso en mi pelo.
No puedo mirarle a la cara y ver lo que le estoy haciendo. No puedo ver cómo se va hartando poco a poco de mí y me deja.
Cuando el llanto cesa me quedo dormida.

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Abro los ojos despacio a una nublada mañana en Seattle. El sonido de la lluvia es relajante y contemplo en silencio como las gotas caen desde el cielo gris y rompen con los altos edificios.
Inspecciono la habitación. Es muy bonita. Las vistas son alucinantes.
Me encanta, los colores pálidos y luminosos predominan; el beis y el blanco. El marrón para resaltar algunos muebles.
Tiene un aura relajante que es lo que necesita una habitación.

Miro a Christian dormir a mi lado con sus largas pestañas descansando en sus mejillas y los labios entreabiertos con una respiración suave y pausada

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Miro a Christian dormir a mi lado con sus largas pestañas descansando en sus mejillas y los labios entreabiertos con una respiración suave y pausada.
Suspiro y me levanto con cuidado de no despertarle. Es temprano y él ayer apenas durmió.
Me siento en la cama y veo una mesilla de madera blanca de dos cajones, con una bonita lámpara cuadrada y un marco de fotos con una foto mía y de Christian en blanco y negro.

Me siento en la cama y veo una mesilla de madera blanca de dos cajones, con una bonita lámpara cuadrada y un marco de fotos con una foto mía y de Christian en blanco y negro

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Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora