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—No puede ser.—oigo la voz rota y asustada de Christian.—Esto...es una...¡joder!—da una parada a la silla.
—Nena...nena...—oigo el eco de su voz lejos...muy lejos. Christian me sujeta los hombros y me mira preocupado, aterrado diría yo. Creo que estoy en shock.—Doctor, tiene que haber otra solución, algo podremos hacer.—le dice desquiciado.

—Christian...—mi  voz sale en un hilo.—Mi amor...—intento calmarle, le cojo la mano y la  aprieto. Sus ojos llenos de miedo y lágrimas se fijan en mí.
—Tranquilízate, cariño.—le suplico.

—Ana.—solloza y me abraza. Oh, Christian. El amor de mi vida, mi amigo, mi confidente...mi hombre.
¿Cómo puede ser la vida tan injusta?

—Lo siento mucho señores Grey.—nos informa el médico.—Las pruebas son concluyentes...Lo siento.

—Eso  ya lo veremos...Buscaremos una segunda opinión, iremos donde sea,  Ana.—le miro agradecida y asiento lentamente. Puede que haya un poco de  esperanza.

—Señor Grey, hemos sido muy minuciosos en los exámenes realizados a su mujer, le puedo asegurar que no ha habido ningún fallo.—me tenso de golpe.—Los resultados son exactos, siento decirle que a su mujer le quedan...

—¡Cállese! No se le ocurra decir ni una palabra más.—le grita Christian. Me tapo la cara con las manos y lloro.
No puede ser.
No puede pasarme esto a mí.

"Señor Grey, su mujer contiene altos niveles de Toxina Botulínica en la sangre. Esta toxina produce botulismo,  una de las enfermedades más mortíferas que existen, produce parálisis  muscular y progresivamente la muerte. No hay remedio una vez que el veneno ha entrado en la sangre. Me temo que a su mujer le quedan poco tiempo de vida."

—Nena, nena por favor.—Christian me llama angustiadamente.—Haré hasta lo imposible por encontrar una solución, no...no vas a...
Sus ojos se llenan de lágrimas al romperse su voz.
Morirme Christian, voy a morirme.
—No...—susurra mirándome con los ojos muy abiertos y asustados.—Ni siquiera lo pienses.
Coge mi cara con sus manos y me besa con ternura y cariño.—No, no puede ser...—susurra en mis labios.

—Señor Grey, me gustaría que un médico especialista en psicología hablara con la señora Grey, y con usted... Puede que les venga bien.
Miro al doctor y asiento.
Cuando sale por la puerta miro a Christian.
No sé que decirle, no sé que hacer. Estoy entumecida y ligeramente drogada con los calmantes que me dieron cuando llegué al hospital.

—Nena...Lo siento.—susurra con voz angustiada y rota.

—Cariño, tú no tienes la culpa. Ahora mismo, me importa una mierda de quien sea la culpa...—trago con dificultad.—Ya no importa nada...
Me tapo la cara con las manos y lloro.
Siento  como me rodea con sus manos y me aferro a él. Lloro desconsoladamente,  sacando el dolor, la frustración, la desesperación de las últimas horas.  Él me besa repetidamente el pelo y me pide una y otra vez perdón. Ambos  lloramos hasta quedarnos sin fuerzas, hasta quedarnos sin lágrimas, sin  esperanzas, sin sueños...yo lloro hasta quedarme sin vida.
Mi alma  murió cuando el doctor me dijo que no había esperanza para mí. Poco a  poco todo tipo de sentimientos abandonan mi cuerpo dejando solo tierra devastada y saqueada.

• • •

—No dejes de luchar, Annie... No te rindas....Cuidaos, no es lo que parece... Nadie es lo que parece...

Despierto sobresaltada. ¿Papá? ¿Que ha  sido eso? Miro la habitación de hospital, la luz de la mañana entra  suavemente por la ventana, unas preciosas flores adornan la mesita del  lado de mi cama y de pronto...la realidad golpea mi mente.
Voy a morirme.
Mis sueños, mi futuro... Todo se ha esfumado.

Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora