Llegamos a casa en un completo silencio. Me derrumbo en el sofá agotada. Parece que me ha arrollado un tren. Christian sirve dos copas de Bourbon y me pasa una. Me vendrá bien. Los nervios me comen. Fijo la mirada en el vaso de cristal de bohemia que compramos en Rusia. Son magníficos y muy elegantes.
Coge mi mano y entrelaza nuestros dedos acariciando el dorso de mi mano con el pulgar. Su tacto me calma. Siempre lo hace. Mi cuerpo está tan ligado al suyo...—Ya te he contado que mis años de universidad no fueron muy buenos. Estaba agobiado de estar en Harvad, ni siquiera era la universidad donde quise ir.—eso lo sé.—El primer año conocí a Peter. Eramos muy amigos. Salíamos juntos y nos poníamos hasta arriba de todo. Fue una época de desfase, fiestas locas y chicas. —le miro con los ojos entornados. Cabrón mujeriego.—Él conoció a Gia, yo me la había tirado algunas veces pero no era nada serio. Solo sexo. Ellos empezaron a salir juntos, tenían una bonita relación. O eso creía.—se mira nervioso las manos.—Una tarde llegue a la universidad después de pasar la navidad en casa. Estaba muy furioso después de descubrir que mi padre engañaba a mi madre con Elena. Llamé a Peter para desahogarme con él, pero no había llegado todavía. Me fui a un bar y bebí, bebí hasta que casi había perdido el conocimiento. La rabia me consumía cada vez que veía la escena de mi padre con esa mujer...Engañaba a mi madre quien decía que era su mejor amiga y se acostaba con su marido y con su hijo.—dice con pesar.—Cuando el alcohol actuaba por mí, empecé a mirar a las chicas del bar, todas me dedicaron miradas lascivas, caídas de ojos...Todas iguales, daba igual si tenían pareja o estaban solas. Todas estaban dispuestas a venirse conmigo donde yo
dijera.—trago duro el nudo que tengo en la garganta.—Yo estaba cegado por la rabia y entonces la vi. A Gia, era la novia de mí mejor amigo y aunque alguna vez la vi mirarme más de la cuenta estando con Peter, jamás le hice caso. Ella se acercó a saludarme. De fuera no parecía nada raro, solo dos amigos que se saludan. Pero yo conocía esa sonrisa coqueta, esa postura sensual, esa voz ronca de deseo. Me quedé en shock unos segundos, no podía ser, tenía novio, eran felices, era mi amigo. Una vez más me di cuenta que hay gente sin escrúpulos, les da igual hacer daño a gente que quieren con tal de tener lo que desean.—dice entre dientes.—Mi rabia aumentaba con su coqueteo descarado. Me susurraba al oído y se restregaba conmigo. Cuando quise darme cuenta me la estaba follando sin piedad en un baño sucio. Aquello era tan vulgar, tan denigrante para una mujer que se precie y ella lo disfrutaba.—trago saliva intentando pasar el nudo de mi garganta.
—Cuando acabé la deje allí y me fui. Al día siguiente vino llorando pidiéndome que no le dijera nada a Peter. Que ella era feliz. ¿Feliz? Me había coqueteado y se me abrió de piernas en un baño y ni siquiera hablé con ella.—niega con la cabeza incrédulo.—Ya había cometido un error tirándomela, no cometería un segundo ocultándoselo a mi amigo. Se lo dije, le conté todo como había pasado, se desahogo bien conmigo.—sonríe con nostalgia.—Yo le dejé que me pegara porque sabia que me lo merecía, pero necesitaba decírselo.—madre mía.—Peter pidió un cambio de fraternidad y apenas le veía. Poco a poco fue recuperando su vida. Yo toqué fondo y deje de salir y me centré en mi carrera. Gia no tuvo tanta suerte. Bebía a diario, iba colocada a las clases y casi la expulsaron. Intenté hablar con ella un par de veces y ayudarla pero no quiso.—suelto el aire despacio ya que todo esto me tiene de anonadada.—Se quedó embarazada, no sabia ni de quien era. Fui a buscarla y le ofrecí mi ayuda. Ella me echaba la culpa. Estaba así por mi culpa. Me dijo que no quería tenerlo y la llevé a una clínica para que abortara.—se frota la cara con las manos y se tira suavemente del pelo.—Le pedí perdón por haberla utilizado y ella lo hizo. Poco a poco fue volviendo a ser la que era. Un día me encontré a Peter, nos tomamos unas copas juntos, le pedí perdón y solucionamos nuestros problemas.—me alegro por eso. El pobre fue la víctima.
Suspiro.
Nos miramos fijamente, la cabeza me duele solo de pensar.
—No volví a verla desde que me vine de la universidad hasta que apareció en la empresa pidiéndome trabajo. No tenia a nadie y lo necesitaba, me dio pena y aunque no estaba muy convencido la acepté. No podía seguir arruinando más su vida.—Pero cariño, tú no arruinaste su vida.—cojo sus manos.—Sí bien pudiste evitar follártela estando con tu amigo, ella también quiso, no la obligaste. Te coqueteó.—el asiente.—Cada uno es responsable de sus actos, no puedes culparte por que ella cayera en el alcohol y las drogas. Tampoco la obligó nadie. Y es muy cobarde por su parte culparte de sus errores.—me mira fijamente y su mirada se esclarece.—Y aun así.—suspiro.—Debería estar agradecida de que la ayudarás, tanto con el bebé cómo con el trabajo. No te sientas culpable, Christian, asumiste tu culpa y pediste perdón. Es algo que te honra.—le miro orgullosa.—Me alegro de que no se lo ocultarás a tu amigo. Hay que ser muy valiente para asumir un error así y aprender de él.—me acerco y beso sus labios.
El me mira y sus ojos se iluminan agradecidos y con admiración. Me abraza y deja un reguero de besos por toda la cara.—No me dejes nunca.—susurra en mi pelo.
—Jamás.—su mirada se ilumina.—¿Pero porqué nunca me lo has contado?—él besa mi pelo y me abraza más fuerte.
—No quería decepcionarte. Tú siempre has confiado en mí, me has apoyado. Desde el primer momento que te vi, sabía que eras demasiado buena para mí, pero no podía dejarte, no podía alejarte de mí. Me enamore desde el instante en que mis ojos se posaron en ti.—el corazón se me acelera, le atraigo a mi y le beso volcando todo el amor que siento por él.
Me coge en brazos y me lleva a nuestro dormitorio y me deja despacio en el suelo. Lentamente quita mi ropa y la suya, me tumba en la cama y se cierne sobre mí cubriéndome de besos livianos, tiernas caricias y palabras de amor. Lentamente entra en mí, muy lentamente, siento su necesidad, su desesperación, su anhelo, es casi una tortura. Una tortura dulce y deliciosa.
Siento el deseo ardiente correr por mi cuerpo como un torrente de agua arrastrándolo todo fuera de mí.—Oh, nena.—gime corriéndose dentro de mí.
Se derrumba a mi lado y me abraza dejando un reguero de besos por toda mi cara.—Te necesito tanto, Ana.—me necesita, él me necesita y con ese último pensamiento me dejo caer en un profundo sueño
Una vez más, agradecer a Luisi_Fer todos sus buenos consejos. Gracias.😘
Y a tod@s vosotr@s que me leéis, quiero daros las gracias por vuestros votos y comentarios, valoro la opinión de todo el mundo y me he reído mucho con algunas de vuestras opiniones.
Sois l@s mejores.
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Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018
FanfictionUn amor a primera vista. Una amor puesto a prueba frente a la distancia, la envidia y el odio. ¿Puede superar todas las barreras que le interponga el destino? Diseño de portada: @Luisi_Fer Obra registrada en Safe Creative. Código: 1805036960637