—¿Te apetece comer en el muelle?—Vale.—no lo veo pero sé que sonríe, de hecho no ha dejado de sonreír en todo el día. Más bien desde ayer.
Prescott me abre la puerta del coche y me hundo rápidamente en el cuero suntuoso del Audi.
Me siento muy animada. El doctor Martín me ha examinado; un tac, una resonancia, análisis de todo tipo determinan que estoy bien. Solo tengo un poco de inflamación en el cerebro debido a la fuerte medicación que tomaba pero que poco a poco irá desapareciendo. Mi memoria irá recuperándose y dice que es muy buena señal que esté recordando a las personas más cercanas. Dice que tengo que hablar con la gente de antes o ir a sitios que frecuentaba ayuda mucho para acelerar el proceso. Me sigue costando hablar, el doctor me ha recetado unas pastillas para la garganta y me ha enseñado unos ejercicios para ir ejercitando las cuerdas vocales.
—Mañana nos iremos a Portland.—le miro y sonrío.—Ya he hablado con Carmela para que prepare la casa para nuestra llegada.—Genial.—cojo su mano y le acaricio los nudillos.
—Nena. Esta tarde tengo una reunión. Serán solo unas horas. En cuanto acabe me iré de vuelta a casa.—asiento.
—Vale. Yo iré a Runway. Quedaré con Kate y Miranda.—el asiente y sonríe. Quiero hacer algo importante y no quiero que el lo sepa.
—Tengo ganas de ir.—me aclaro la garganta mucho más ligera.—Vaya. Esas pastillas son milagrosas.—él sonríe de oreja a oreja.—Me alegro mucho de oírte hablar, nena.—sonrío.
—¿Aunque sea con esta voz de garganta profunda?.—se ríe.
—Sí, aunque sea así. Además...—se acerca a mí oído.—He de reconocer que esa voz ronca es muy, muy sexy.—su aliento en mi oído y su voz sensual hacen que me estremezca y apriete los muslos. Miro hacia adelante y veo las nucas de Sawyer y Prescott.
Christian tira de mi mano y me sube en su regazo.
—¿Sabes?, creo que voy a mandar al carajo a los inversionistas y me quedaré contigo.—ronronea en mi oído. Sonrío.—Llevas muchos días sin ir al trabajo. Tu imperio se vendrá abajo.—bromeo y él sonríe.
—Nuestro, nena. Lo mío es tuyo.—sonrío.—Así lo decidimos cuando nos casamos.
Asiento.—Me parece bien. Y...¿Yo solo trabajo en la revista? ¿Que hago en los días laborales?—asiente.
—Trabajas en Runway. El astillero lo lleva Jason. Y los hoteles cada uno tienen su director general. Pero lo supervisas todo. No se hace nada que no esté aprobado por ti.—asiento.
—Cuando nos casamos decidimos que trabajarías solo por las mañanas. Solo las cosas importantes. Pero eres una especie de adicta al trabajo y más de una vez he tenido que sacarte de la oficina.—me río.
—Quise convencerte para que quedaras en casa pero tú no quisiste.—se encoge de hombros.—¿Tú trabajas mucho? ¿Nos vemos a menudo?
—Claro que nos vemos a menudo. Vienes conmigo a todos mis viajes de negocios y yo voy a los tuyos. Intento siempre llevarme a casa el menor trabajo posible y los fines de semana, no acepto ni llamadas. Ahí soy todo tuyo.—sonrío y el me abraza fuerte contra su pecho.—Casi siempre nos vamos fuera. Tenemos una casa en Aspen, un piso en Nueva York. Una cadena de hoteles por el mundo. Podemos elegir.—sonríe.
—Joder.—murmuro.—Problemas económicos no tenemos, ¿no?—comento mordaz.
Él ríe.—Bueno...No estamos mal.—se burla.
—Trabajamos mucho. Lo que tenemos nos lo hemos ganado.—sonrío.Prescott abre la puerta de mi lado y Christian me ayuda a bajar. La brisa marina golpea suavemente mi cara y el sol brilla con fuerza calentando mi piel. Hace un día fantástico, la lluvia nos ha dado una tregua.
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Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018
FanficUn amor a primera vista. Una amor puesto a prueba frente a la distancia, la envidia y el odio. ¿Puede superar todas las barreras que le interponga el destino? Diseño de portada: @Luisi_Fer Obra registrada en Safe Creative. Código: 1805036960637