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Despierto de golpe al escuchar un estruendoso trueno. Fuera está  diluviando y el cielo está colapsado de nubarrones negros. Aun así, es  una imagen relajante en iMAX de una tormenta. Christian  no está, ya sé ha levantado mi madrugador. Escucho voces amortiguadas  provenientes del salón. Me coloco mi bata y salgo para ver que pasa.

—¿Como coño ha pasado eso, Sawers?—suspira mi marido agobiado.—Haz un barrido del apartamento, me llevo a mi mujer de aquí. Llama a Stephan y que prepare el jet. Vamos a ir a Nueva York. Avisa a Magdalena que vamos para ya y que lo tenga todo listo. Que nadie sepa dónde estamos. Llama a Welch y coordina con él.
—Sí, señor.—Sawers se retira rápidamente teléfono en mano.

—Christian.—susurro. Se gira y me mira angustiado.—¿Que pasa?

—Nena...—en dos zancadas se pone a mi lado y me abraza.—Tranquilízate.—me sonríe tenso.
—Teníamos un viaje previsto a New York, ¿verdad?—asiento nerviosa.—Bueno pues, tenemos que adelantarlo.

—¿Que pasa? Dímelo.—le exijo asustada.

—¿Confías en mí?

—Totalmente.—sonríe ante mí rápida respuesta.

—Bien,  pues vístete y mete en una bolsa de viaje pequeña algunas de tus cosas  imprescindibles, ya compraremos lo que necesitemos. Nos vamos ahora  mismo. En cuanto estemos seguros en el jet, te juro que te lo cuento todo. Necesito que hagas lo que te pido y que te des prisa.—veo el terror en sus ojos.

—De acuerdo.—salgo disparada a la habitación
Soy un manojo de nervios. Algo grabe pasa para que Christian este así.
Vamos, Ana rapidez.
Saco nuestras bolsas de viaje de Louis Vuitton.
Y  meto los cargadores de los móviles y de los portátiles y una muda para  cada uno. Corro al baño y cojo nuestros neceseres que ya están equipados  para nuestros viajes express.
Me cambio rápidamente y me pongo unos pantalones de lino gris marengo de Armani, un jersey de cuello alto azul marino de Hermes y mis zapatillas blancas Adidas.

Me cambio rápidamente y me pongo unos pantalones de lino gris marengo de Armani, un jersey de cuello alto azul marino de Hermes y mis zapatillas blancas Adidas

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Me hago rápidamente una coleta y cojo mis gafas de sol grandes de Gucci.

—¿Ya lo tienes todo?—miro a mi marido entrar a toda prisa en el vestidor y quitarse el pijama para vestirse.

—Sí, he preparado tu bolsa, mira por si te falta algo.—me mira angustiado y me da un abrazo rápidamente.
—Dios mío, Christian, ¿que ocurre?—me suelta y se sigue vistiendo.

—No se como Ana, pero han entrado en casa esta noche y en el garaje y...han destrozado tu coche.—jadeo y me tapo la boca.
¿Como? ¿Quien? ¿PORQUÉ?
Solo soy capaz de mirarle con los ojos muy abiertos viendo como su cara se tiñe de preocupación y miedo.
Me  rodea con sus brazos y me dejo caer en su hombro.—Tranquila.  Encontraremos al culpable.—me besa el cabello.—No tengas miedo.—le  abrazo muy fuerte.—Vámonos, cariño.

Entramos al garaje donde Sawers nos espera con el coche arrancado. Dirijo la mirada a mi plaza de parking y jadeo horrorizada.

—Dios mío.—se me corta la respiración. Mi coche, mi Audi A3 rojo que Christian me regaló está destrozado, las ruedas rajadas, los cristales reventados y embadurnado en pintura blanca.

Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora