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Siento como la cama se hunde detrás de mí. Suspiro. El llanto ha cesado y contemplaba tranquilamente el agua caer por los ventanales de nuestra habitación. Nuestra.
Su brazo me rodea y me pega a su cuerpo fuerte y caliente. La sensación de plenitud es indescriptible. Pero la oscuridad de mi mente vuelve a  cernirse sobre mí.

—Nena, perdóname si antes me he pasado. Sé que necesitas tiempo y yo no quiero agobiarte.—su mano acaricia mi brazo de arriba a abajo con suavidad.—Si quieres hablar, habla, si no, no hables. Nadie va ha presionarte. Iremos a tu ritmo y estaré aquí para ti. Siempre.—siento las lágrimas caer por mi cara.
Ay, Christian, ojalá pudiera decirte que estoy aterrada. Asustada por él, no quiero que cargue conmigo, yo no estoy bien. Aterrada por mi madre, sin saber cómo está, si la están tratando bien. Aterrada por que no quiero seguir mi vida sin recuerdos de mi pasado, de mi tiempo feliz. Sé que fui feliz. Desde que desperté en aquella cama de hospital, todo es triste y borroso y confuso...Suspiro.
—Flynn llegará en breve, cariño.—dice en voz baja y besa mi hombro durante unos segundos.
—Voy a prepararte un té.—se levanta de la cama y sale por la puerta. Dejándome vacía y desolada.
Vuelvo a centrar mi mirada en el ventanal, en la oscuridad que se cierne en el cielo, la misma oscuridad que se cierne en mi mente. Las nubes negras  que se amontonan unas contra  otras desencadenando lluvia más densa y un estruendoso trueno me sobresalta. Me encojo en la cama abrazándome más a la almohada. Pero  entonces...lo veo. Está muy lejos y es muy pequeño, pero está ahí. Un pequeño rayo de luz brillante y resplandeciente se abre paso en el  horizonte. Me levanto de la cama y me acerco a la ventana para verlo  mejor, pero las gotas que bajan por el cristal lo empañan. Salgo a la  terraza y la lluvia me moja la ropa y el pelo pero no me importa. Necesito verlo. Me agarro a la barandilla mojada y enfoco la vista. Allí está mi rayo de luz, de esperanza. Lo visualizo y siento como también se abre paso dentro de mí. Un destello de paz me permite confiar en que todo pasará y el sol volverá a brillar. Sonrío.

—¡Ana!—Christian grita y corre hacía mi.
—¡Ana por Dios! Estas empapada.—me sujeta por los brazos y me abraza. Su olor me invade y le rodeo el cuello con los brazos.

—Te amo.—susurro en su oído con voz ronca y carrasposa.  Él da un respingo y me separa de un poco sujetándome de los hombros.  Las gotas de agua bañan su cara y el pelo le cae por la frente de una  manera muy sexy. Sus ojos me miran desorbitados y la emoción le embarga.

—¿Qué?—susurra con la voz ahogada. Apenas me sale la voz. Sonrío y le beso. Le atraigo a mí invadiendo su boca y pego mi cuerpo al suyo con pura necesidad.

                              •    •    •    •
El deseo se me sube a la cabeza y da vueltas mientras hacemos el amor. Dulce y tierno amor.

—Abre los ojos, preciosa.—sus ojos me miran absolutamente maravillados. En ellos se reflejan el amor y su veneración por mí.—Te amo.—gime con la cara contraída de placer mientras me embiste lentamente.
Mi cuerpo se tensa y el comienzo de mi orgasmo me arranca un gemido desde lo más profundo de mí.—Oh, nena.—susurra Christian con la cara hundida en mi cuello mientras se corre dentro de mí.

Descanso boca abajo feliz y saciada. Christian  acaricia mi espalda con sus dedos. Dibuja con el dedo índice un corazón  en mi espalda con una C dentro. Me deslumbra con una preciosa sonrisa  tímida que me deja sin aliento.

—Te amo.—le digo bajito y le beso  profundamente. El me rodea con sus brazos y me abraza. Su mano acaricia  mi cuerpo con ternura mientras nos besamos y la abre extendiéndola por  mi vientre.
Sus ojos me miran mostrando sus ilusiones y yo no puedo hacer más que sonreír bobalicona.

—Tengamos un bebé, nena.—me pide.—Quiero tener un bebé contigo. Un pequeñín nuestro. Tuyo y mío.—acaricio su mejilla.—¿Te gustaría?—coge mi mano de  su mejilla y la besa con adoración.

Mi gran Amor, Grey.#PremiosObsesiónGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora