Capítulo 7

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Las luces de colores y los sonidos exasperantes se oyeron entrar por la calle, las mujeres salieron a observar por la puerta de sus ventanas. Los paramédicos entraron corriendo por la casa portando una camilla a cuestas. El llanto desconsolado de Lars y los gritos del quinceañero alertaron a todo el mundo. Subieron al moreno a la camilla y corrieron boca abajo mientras que su amigo buscaba un abrigo. Se subió a la ambulancia y le hicieron bajar, sólo sus padres o algún mayor de edad podía ir.

Gritó desesperado con la chaqueta de jean en mano, se tiró al piso de rodillas a llorar y a maldecir, ¿por qué no lo había detenido antes?, ¿por qué no lo había entendido?

La pandilla se juntó a su alrededor. Cliff se agachó a calmarle, nadie entendía nada. Todo era tan confuso, Lars empapado en lágrimas, mocos y un poco de sudor. Tenía las manos y la ropa manchada en sangre, un poco el rostro y el cabello. Su mente jamás olvidaría ese momento, jamás podría deshacerse de aquello.

–¿Qué ocurrió? –preguntó Cliff a medida que le sentaba en el piso e intentaba calmarle

–¡Kirk intentó matarse!, se, se, se c-cortó las venas, é-él estaba frenético, y-yo no logré... No pude hacer nada, Cliff, yo no... –miró a su alrededor, la pandilla estaba intentando entender lo que decía –Cliff, te juro, yo no sabía que...

El llanto lo dejó sin habla. Sentía que los murmullos a su alrededor era ruido insoportable. Sentía su corazón agitado y le dolía como mil demonios, quiso levantarse, pero se fue directo al piso. Entre todos intentaron levantaron y lo llevaron hacia la entrada de su casa. Lo sentaron en el sofá y Cliff le trajo un vaso con agua.

–¿Estás mejor? –preguntó el más alto –ahora, cuentanos

–K-Kirk. I-int-tentó –llevó tembloroso su mano con el vaso y le dio un sonoro sorbo –ma-matarse

–Oh –James llevó sus manos a su boca –¿Kirk?, no, no es posible. Él-

–¡¡CLARO QUE LO ES!! –lanzó el cristal al piso a medida que se levantaba –¿¡CREES QUE ESTOY MINTIENDO?!, LO VI CON MIS PUTOS OJOS, JAMES. NO ESTARÍAS DICIENDO ESAS ESTUPIDECES SI NO LO HUBIERAS VISTO TIRADO LLENO DE SANGRE

–Joder, Lars, cálmate –dijo Cliff –Lars, no te alteres así, siéntate, vamos.

–Estábamos jugando a la Play –comentó el ojiverde –y él se despidió luego de haber hablado. Y se puso a llorar y yo. Yo lo lleve al sillón y. Y. Y luego, se quedó llorando, no supe qué hacer, se rasguñó la cabeza y yo. Le quise calmar. Pero –su voz se quebraba con facilidad. Su corazón había aminorado el ritmo, hablaba a pausas –, pero, él siguió llorando. Y de repente –dirigió su vista hacia Dave –fue mi culpa, fue mi culpa, yo. Yo pude haberlo salvado. Pero, él. Yo. No, no.

Agarrotado con sus manos en su cabeza, se culpó, él tenía la culpa. Sabía que así era.

–Él salió corriendo y yo detrás y se cerró en mi pieza. De ahí insistí, no me abrió, trabó la puerta. Y luego. Luego supe que algo malo había ocurrido, pasaron veinte o treinta minutos. No lo sé, y decidí mirar por debajo, apenas logré ver su cuerpo tirado. Y el piso con sangre. Pensé lo peor. Y corrí a la pieza de mis papás... Y busqué las llaves.

Todos en silencio oyeron el relato, aturdidos, sin saber qué decir. Dave dolido, James lloraba a mares, sujetaba la mano de Jason como si la vida le fuese en ello. Clifff consolaba a Lars a pesar de él también necesitar un consuelo. Sentía que debía ser fuerte, por el grupo, por Lars. Por él mismo.

–James, estoy aburrido, vámonos –el indiferente comentario rompió el silencio en la sala. Dave alzó la vista, no atinó a responder, estaba tan ensimismado que nada le importaba algo así

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