-Señora Newsted, ¿Puedo hablar con usted un momento? -preguntó Cliff parado detrás de la puerta de la residencia de los Newsted
- ¿Es sobre Jason?
-Sí
La señora Newsted suspiró pesadamente, dirigió la mirada hacia su marido, quién le observaba a varios metros de distancia con la expresión seria.
-Estoy muy cansada, Cliff, ¿Podríamos hablar otro día?
Cliff se sintió un poco mal por la respuesta de la madre de su amigo, ¿Cómo es que, su propia madre, le pone tan poco cuidado a su primogénito?
-Señora, creo que es un asunto urgente -dijo con seriedad y demanda en la voz
Miércoles a la mañana, Jason había llegado a clase al igual que todo su grupo de amigos.
Su ropa limpia y planchada delataba un gran cuidado y dedicación por parte de su madre, su cabello bien peinado y limpio delataba un gran cuidado y dedicación por parte de sí mismo, mientras que la mancha violácea y verdosa, delataba el enfado por parte de su padre.
Durante la pasada semana, Jason había entrado en un desconocido trance, no hablaba ni comía, con suerte se movía para observar a su madre.
El día anterior, su madre lo fue a despertar para ir a clase, pero fue ignorada por su hijo. Los movimientos de su cuello, para observar a su madre, fueron lentos, mecánicos y aterradores.
Su padre, enojado por la reacción escalofriante de su hijo, fue a sacarle de su cuarto a gritos y violentas demandas. También fue ignorado, y, envuelto en rabia, lo levantó bruscamente por un brazo y comenzó a golpearle con el cinturón. Luego del décimo golpe, Jason pudo reaccionar, y no hizo más que recibir su castigo en mudo silencio. Pasado siete minutos, su padre se detuvo gracias al dolor muscular y el cansancio de utilizar tal fuerza durante tanto tiempo.
Lanzó el delgado cuerpo de su hijo a su cama y salió del cuarto, dando un fuerte portazo, dejando una herida permanente, en la memoria de su hijo.
Jason no pudo levantarse de su cama durante todo el día y el día siguiente, pues tuvo que faltar a clase, y, si bien ya había pasado bastante tiempo de aquel incidente, aún le dolía caminar, respirar y hasta sentarse.
Su reacción no fue defenderse ni huir. No le dio importancia a lo que acababa de ocurrir, no sentía que fuese la gran cosa que su padre le golpeara, en parte ya estaba acostumbrado a esos tratos, sólo le dolía el cuerpo.
Durante las horas de clase, Jason no abandonó el pensamiento que había inundado su ser durante la semana pasada.
Salieron, por fin, a recreo. Jason se acercó al lugar de reunión y James corrió a su encuentro, dándole un fuerte abrazo, rodeando sus brazos por la cintura de su amado. Jason dio un quejido seco y el rubio le observó preocupado.
- ¿Qué ocurre?
-Tengo dolorido el costado
- ¿Te ocurrió algo?
-Mi padre me dio unos azotes, eso es todo
- ¿Pero estás bien? -su mandíbula se tensó en movimiento de reflejo, y su mirada lo observó asustado
-Sí -James le volvió a abrazar, pero esta vez, con más cuidado
-Te extrañé -miró a su alrededor y le dio un corto beso en la mejilla -en el hospital me dieron unas pastillas para el dolor de cabeza y me enviaron a casa, fue interesante estar ahí adentro
- ¿Tú cabeza está bien?
-Aún me duele, pero todo está más que bien
Le dio otro beso en la mejilla y un delicado abrazo.
Terminando las clases, la madre de Jason pasó a recogerlo. Tenía algo preparado para su pequeño hijo.
- ¿Qué haces aquí, mamá? -preguntó curioso su hijo
-Te llevaré a conocer a una amiga -le respondió seco
-Hola, tía -saludó James
-¿Tú eres el que se desmayó? -preguntó de forma apática
-Sí, pero estoy bien. No hay de qué preocuparse, si no fuera por Cliff...
- ¿Vamos Jason? -interrumpió
Tomó a su hijo del brazo sin darle importancia al asunto. Jason apenas se pudo despedir y tuvo que caminar a zancadas para poder seguirle el paso. A una cuadra y media del lugar al cual asistirían, se encontró con su marido. Caminaron juntos fingiendo que ser la familia ideal. Sin problemas, ni discusiones, ni azotes.
Observaron incómodos el gran edificio para luego mirarse como si estuvieran diciendo "Entra tú primero". Entraron al recinto a paso corto pero apurado. Hablaron en recepción y les hicieron subir al décimo piso.
En el silencio incómodo que el ascensor les dio, la madre de Jason se observó al espejo esperando dar una buena primera impresión. Sin soltar la mano de su hijo, caminó afuera de la máquina y llegaron a a habitación 102.
Abrieron la puerta y el ojiverde notó que habían más niños en aquella sala. En el piso había una colorida alfombra y unas lindas sillas pequeñas de colores. Sobre la bajita mesa había un recipiente con lápices, y a un lado, había un estante verde, lleno de hojas blancas y objetos para decorar dibujos.
El piso estaba lleno de juguetes y niños pequeños de no más de diez años jugando. Alrededor de ellos había unas sillas azules acolchadas para el uso de los padres o acompañantes de los niños.
La madre de Jason, junto con su padre, pasaron a sentarse, mientras que Jason se arrodilló en el piso y tomó un par de autos de juguetes para compartir con aquellos niños.
A mano derecha había un alto mesón de madera, detrás de él había una simpática y sonriente chica. Vestida con un delantal blanco, atendía papeles y llamadas.
Al fondo de la sala habían dos puertas, del cuál salían dos chicas correspondiente a la sala y alzaba la voz, llamando a algún niño de la sala de espera.
Al cabo de noventa minutos, por fin llamaron a su hijo. El tiempo se había hecho eterno para sus padres, mientras que para Jason, había sido la tarde más entretenida que había tenido hace mucho.
- ¡Jason Newsted! -llamó una chica con medio cuerpo afuera de la puerta
El nombrado alzó la vista con curiosidad. Barrió la sala con su mirada y se centró en sus padres, quienes le animaban a ir con aquella desconocida chiquilla.
-¿Qué ocurrió con Jason? -preguntó James apenas la madre de su amado se llevó a su hijo
-Convencí a su madre a que se lo llevara para que obtenga atención psicológica
James se dio la vuelta para observar a su grupo de amigos, quiénes observaron la escena a varios metros de distancia, agarrando sus mochilas por sólo un brazo.
Se fijó en los rostros de sus amigos uno a uno, inspeccionando sus expresiones. La mirada de Dave era de un odio profundo. Mientras que la de Cliff... preocupación.
Sin saber qué decir, arrugó la frente molesto.
- ¿¡Por qué hiciste eso!? -le regañó a su amigo
-Tranquilo... -intentó calmarle su amigo -todos sabemos que algo malo tiene Jason... o algo pasa con él... -le tomó el hombro en un intento de sincero consuelo -y si no es así... todos podemos salir de la duda y sentirnos más seguros
-Yo puedo comprobar que Jason es normal
-Necesitamos el veredicto de un profesional, nosotros no podemos decidir nada... -al ver el la muda respuesta de su amigo, agregó: -sólo quiero protegerte...
James siguió con su expresión de molestia. Pero se fue ablandando poco a poco, hasta formarse una sonrisa tímida en su rostro.
-Gracias... -musitó con incomodidad
- ¿Qué?
-Gracias... -dijo más fuerte
-Te oí la primera vez -partió a reír
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Venganza
FanficJames, Lars, Kirk, Cliff, Dave y Jason viven a unas casas de distancia. Yendo al mismo colegio, compartiendo tiempo juntos y experiencias. Pero éste último tiene serios problemas psicológicos. Algo que demorará años en sanar, y ni siquiera lo hará e...