El impacto de aquella conversación fue tal, que se sintió sumamente avergonzado y humillado, se preguntaba constantemente ¿Para qué había ido?, ni siquiera sabía qué estaba buscando exactamente, pero ahí estaba, sentado en la sala de su amigo, hablando con su mujer y jugando con su hija. Se sentía extrañamente adolorido y cansado, y aunque sabía que era un dolor pasajero producto de su mala experiencia, deseaba hundirse en un profundo sueño y no despertar más sino hasta semanas después.
Aunque le afectó bastante la visita que tuvo con James, sabía que tendría que seguir con su vida y que no habría de otra. Por lo que decidió ignorar el tema lo más posible aunque eso le causara un sentimiento de doloroso vacío en el pecho.
Para James, las cosas no fueron diferente. Si recordaba los hechos lo hacía con suma rabia e impotencia, había estado bien todo ese tiempo sin tener que recordar toda esa mierda, y un día cualquiera se aparecía Cliff recordándole todo lo que había ocurrido.
Una mierda.
El tiempo pasó, ambos hicieron sus vidas, James vio a su pequeña convertirse en un niño como todos los demás, era inteligente y muy testaruda. Aprendió a leer a los cinco y tenía un especial interés por la música, le gustaba cantar y tocar instrumentos, que por mucho que no tuviera aún la habilidad, se esforzaba bastante.
Cliff quería ser padre, y aunque le pidió esto a Corinne muchísimas veces, ella se negó en todas, tomaba sus anticonceptivos minuciosamente sin saltarse ningún día, ella tenía claro que quería no quería ser madre, y aunque sabía que los anticonceptivos podían fallar, sabía que habían segundas opciones, opciones que no consultaría con Cliff.
La vida de Lars fue cuesta abajo. Sus padres se separaron cuando él cumplió veintitrés. Incapacitado para trabajar, estudiar o siquiera hacerse cargo de sí mismo, se tuvo que quedar a cargo de su madre, quien aunque quisiera cambiar su lugar de residencia, no se atrevía a salir de esa casa con Lars a cuestas. Se sentía avergonzada y humillada, su hijo no era normal, estaba loco y sabía que tendría represalias legales tenerle esa vida tan denigrante.
Lars dejó crecer su cabello, sus uñas, su barba y comenzó a asearse cada vez menos, fantaseaba con el suicidio día y noche, necesitaba salir de ese lugar, quería morirse lo antes posible, ya ni siquiera sentía ese deseo por salir de su casa, se sentía cansado y mareado, su cuarto olía terriblemente mal, la poca ventilación ayudó bastante a que los hedores se concentraran más rápido de lo que deberían.
Nuevamente se sintió en el fondo del pozo, cuando su madre dejó de preocuparse incluso por sí misma. Apenas comían ambos, ya que, la mujer no dejaba que Lars tocara un solo plato de la cocina. Apenas oía algún ruido en la cocina, lo echaba a su cuarto.
Lars comenzó a sentirse cada vez más ahogado en aquellas cuatro paredes, deseaba salir con el alma de ese lugar, quería marcharse para siempre, y aunque amaba intensamente a sus padres, les odiaba por haberles hecho aquello, estaba asustado la mayor parte del tiempo y no era capaz de valerse por sí mismo, y aunque le costara asumir esa realidad, sabía que era cierto, no había un lugar en el mundo para Lars Ulrich, no lo habría jamás, no sería parte de la sociedad aunque gritara a sus vecinos por ayuda. Sabía que era prisionero en su mismo hogar.
Para cuando cumplió los veinticinco huyó de casa. Nadie lo buscó.
De Lars no se supo nunca nada, sus padres estaban aliviados de cierta manera de no tener que hacerse cargo de él, pero eso también significaba que la incertidumbre les mataba día a día. Su madre esperaba parada debajo de la puerta, esperando a que volviese, no quería acudir a la policía, tendría que dar muchas explicaciones.
Durante los siguientes meses se dedicó a ordenar y limpiar el cuarto de su hijo, limpió a profundidad, como si eso borrase el pasado, sentía que expiaba sus culpas de aquella manera. Se sentía muchísimo mejor cuando veía que el cuarto quedaba por fin habitable. Era un alivio demasiado grande. Cuando acabó, se sentó en la orilla de la cama, sosteniendo una pequeña lámpara entre sus manos. No pudo evitar llorar, recordando cuando era feliz, cuando aún vivía con Torben y Lars, cuando eran una familia feliz y unida.
Aunque quería mucho a Kirk, sabía que él tenía la culpa de todo, si no se hubiese matado en su casa, a Lars no le hubiera afectado tanto, todos seguirían igual de felices, igual que siempre. Maldito mocoso, sólo quería llamar la atención.
Lars vagabundeaba por la ciudad, con el cuerpo sucio, el cabello grasoso, olía bastante mal y su ropa lo demostraba, la gente quería evitarlo. Se detuvo un par de veces a pedir limosna para comer algo, pero muchos se lo negaron. Siguió caminando en busca de algún lugar para descansar, y supo que sería buena idea devolverse a su hogar, se había probado a sí mismo que podía cuidarse sólo y que sabría devolverse, pero, ¿para dónde quedaba su casa?
Intentó preguntarle a un par de personas, pero casi nadie le hacía caso, le ignoraban o seguían caminando. Comenzó a llorar luego de media hora de pedir ayuda, sabía como llegar a su casa si tan solo viera algún lugar conocido, pero sentía como si estuviera en otro planeta, se sentía jodidamente perdido, ¿cuánto tiempo había estado oculto en su hogar que las cosas cambiaron tanto?
Sentía como si las cosas se hubieran cambiado de lugar.
Finalmente, y al cabo de un par de horas, se detuvo en alguna banca de algún parque, logró comprar dos panes batidos y se quedó en silencio mientras se deleitaba con lo crujiente del pan fresco, su sabor y aroma. Con el dinero que logró recolectar, también se compró una pequeña caja de leche chocolatada y esa fue su última comida del día.
Reflexionando acerca de su pésima decisión, intentaba darse ánimos, intentaba convencerse a si mismo que no era tan mala idea, había mucha gente que vivía en la calle. Y aunque intentara devolverse a su hogar, seguía aún más perdido, sabía que algún día llegaría a aquel barrio.
Se abrazó a sí mismo en busca de calor y se durmió con los pies entumecidos.

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Venganza
FanfictionJames, Lars, Kirk, Cliff, Dave y Jason viven a unas casas de distancia. Yendo al mismo colegio, compartiendo tiempo juntos y experiencias. Pero éste último tiene serios problemas psicológicos. Algo que demorará años en sanar, y ni siquiera lo hará e...