Nathaniel estaba deprimido. Llevaba deprimido desde que volvió de Florida,
pero aquel era el peor día de todos porque había tenido que enfrentarse con las
fastidiosas Claire y Julie en la guardería.
Llevaban todo el día tomándole el pelo porque había vuelto de la playa sin un
papá, como les había prometido. Nathaniel había pasado casi todo el día en una
esquina, jugando solo e intentando no prestar atención a sus torturadoras.
No lo entendía. Había hecho todo lo posible para que samuel fuera su papá. Sabía
que a su madre le gustaba samuel y pensaba que a él también le gustaba ella. No entendía cómo los adultos podían estropearlo todo de esa forma . Aquella noche, su mamá estaría tan triste como lo estaba todos los días desde
que volvieron de la playa. Ella intentaba disimular, pero Nathaniel sabía que estaba
triste. Echaba de manos a Papá samuel y él también.
Mientras ponía un bloque rojo encima de otro azul, Nathaniel se preguntaba si
tendría tiempo de construir un edificio antes de que su madre fuera a buscarlo.
—Hola, Nate.
La voz le resultaba familiar. Nathaniel levantó los ojos y vio a Papá samuel con su
madre, en la puerta.
Inmediatamente, se puso de pie, con expresión de felicidad… una felicidad más
grande que un pirulí, más grande que un camión rojo con las ruedas brillantes.
—¿Papá?
Cuando dio un paso hacia samuel y vio la cara de felicidad de su madre, entendió
que su sueño se había hecho realidad. Samuel abrió los brazos y Nathaniel corrió hacia
él.
De repente, estaba en los fuertes brazos de Papá samuel , que lo levantaba hacia el
cielo.
—¡Papá! —gritó el niño, feliz.
—Eso es, cariño. Voy a ser tu papá para siempre.
Nathaniel enredó los bracitos alrededor de su cuello, pensando en todas las
cosas maravillosas que iban a compartir. Papá samuel le pasó una mano a su mamá por
encima del hombro.
—Vámonos. Tenemos que planear el futuro.
Nathaniel miró por encima de su hombro a Julie y Claire, que lo observaban,
atónitas.
El niño sonrió y les dijo adiós con la manita mientras salía con su papá de la guardería

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Simplemente un beso
RomanceSamuel Coffey evitaba las relaciones sentimentales desde el día en que dejó de creer en el amor. Pero tropezó con un pequeño Cupido en pañales... y cayó a los pies de su preciosa mamá. Ahora, Jack tenía una pierna rota, y su corazón estaba en pel...