INTOCABLE (Editando)

CAPÍTULO 3

Que la mala suerte siempre estaba de su lado ya no era un secreto.

Pues venga que tirar su «almuerzo»
encima de un chico con camiseta blanca el primer día de clases... no era exactamente lo que esperabas al iniciar un nuevo ciclo escolar.

Y debido a ello , justo ahora se encontraba caminando perezosa por los poblados pasillos del instituto.

Había conseguido una camiseta , no era rosa... no era...del todo linda , pero era algo y era roja , y ryle amaba con su vida ese precioso color.

Venga que siempre lo había amado...

- ¡Ey! , ¡Preciosa!.

Giro sobre sus talones al escuchar la odiosa pero encantadora voz del chico de camiseta blanca.

— oh , vaya , creí que te había tragado el peperoni — susurro para si misma mientras se dirigía hacia el chico.

—  vamos , al menos quita esa cara de borrego a medio morir.

Sonrió.

Una estúpida sonrisa que se declaró como el nuevo culpable del infierno de ryle.

Y además.

Cerró la puerta en su cara.

¡Cerro la maldita puerta en su cara!

Algo que ningún integrante de la familia Harrison soportaría sería que lo dejarán hablando solo , y para colmo , que cerrarán la puerta en su cara. ¡Dios mío!.

— respira...vamos... tranquila ryle... es el primer día de clases no hagas ninguna estupidez...

Podría ser la chica misterio , reservada y tranquila , pero esté parecía ser uno de esos días en los que todos tiendan a sacar lo peor de ti.

Estúpido castaño.
Estúpido castaño.
Estúpido castaño.
Estúpido , idiota , estúpido castaño.

— ufff...

Finalmente se resigno y abrió la puerta del baño de hombres.

— ¡y para tu información me disculpe por haber manchado tu camisa , y me parece una falta de resp...

— shhhh...

Coloco su dedo índice en los labios de ryle.

—.... mira niña , en primer lugar , no te conozco ni a tú a mí , en segundo lugar , alejate , invades mi espacio personal... — nuevamente colocó su dedo índice en el pecho de ryle , alejándose de ella — , y en tercer lugar , busca otra camisa , no quiero esa.

Nuevamente la sacó del lugar y cerró la puerta en su cara.

— ¡Entonces jodete!.

Tiro la camiseta al suelo mientras se alejaba a paso apresurado del lugar.

(…)

Una hora.

Una hora y su padre no había dado señales de vida.

Aún recordaba su voz y uno de sus típicos sermones.

« cariño no hables con extraños , espera a que yo llegue en un lugar donde haya mucha gente , llama a la policía si es necesario , cualquier persona sospechosa o extraña que intente acercarse a ti , ¿De acuerdo?»

Su padre.

Dios... Cuánto amaba a ese hombre , él era como un amigo , un confidente , un guarda secretos , realmente por él sería capaz de hacer cualquier cosa.