5._ Hipomanía por estrés

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Hunter

Mi rostro golpea con el suelo al verme imposibilitado para poder colocar mis manos hacia el frente soltando la guadaña la cual termina varios metros lejos de mí, giro sobre mi espalda colocando mis brazos en cruz al momento en el que coloco una barrera protectora sobre mí antes de que el demonio toque mi cuello para tomar mi alma la cual anhela con gran deseo. Sus manos terminan con profundas cortadas de las cuales tarda en brotar sangre, hago una mueca por el dolor y el cansancio que me inunda sin más; mi respiración está agitada pareciendo el rápido andar de un tren a toda marcha, así estoy respirando y no me gusta porque me siento asfixiado.

— Ríndete ángel del juicio, mírate, ni de pie puedes mantenerte ¿Acaso no te has dado cuenta? Primera vez que veo a un "Angelus Mortem" con la piel tan grisácea. —Se burla.

¡Maldición ¿Por qué será?! ¿Será porque no he tomado energías por una semana, no he descansando en una semana, he estado haciendo todo sin parar de manera literal por una jodida semana sin siquiera detener un músculo? Por el carajo que voy a estar así, es más que obvio... Es que ni es una semana, es más de una semana.

La esfera visible solo al instante de ser creada vuelve a mostrarse dejando ver la caída de la misma, los colmillos afilados sonríen para mí con burla. Soy tomado del cuello y yo incapaz de defenderme... ¿¡Disculpa!? Claro que no, no me voy a dejar tomar tan fácil y menos humillar, soy soldado principal de la Diosa en jefe de los tres mundos, sería humillación para ella por ponerme a mí y humillación para mí por dejarme por un estúpido y mal nacido demonio que me acaba de robar un alma y sigue buscando más.

Aparezco mi guadaña en mano agradeciendo el plenamente poder hacer eso, alzo rápidamente la rodilla golpeando el abdomen firmemente de quien me sujeta para crear mínima distancia y luego patearle en el mismo lugar con mi talón; doy un codazo en la boca de su estómago provocando que me suelte de manera inmediata. Sonrío.

— ¿Rendirme? Eso nunca, mi nombre quedaría en deshonra. —Para nada ¿Cómo permitirlo?

— ¿Entonces para qué te suicidaste? Niño.

— Vivo mejor ahora que como humano. —Sonrío para tumbarlo en el suelo y plantar mi pie en su pecho pisándolo firmemente, tal como él hizo hace nada— No te metas con un soldado principal de la última división de Angelus Mortem —digo altanero antes de clavar mi guadaña en su cabeza lo más rápido que puedo ya que él puede repeler el movimiento por su actual rapidez ahora superior a la mía porque se acaba de alimentar y yo no lo hago desde... No sé. Un alma perdida para nada.

Su forma vuelve a la neutra de un alma en creación, pasando a juicio o simplemente, de alma que se va a desintegrar; soy cubierto por aquellas pequeñas motas parecidas a las de escarcha.

Suspiro firmemente cayendo al suelo con fuerza por falta de energía... Me siento terrible. Paso mis manos con desesperación por mi cabello apartando el gorro de la capa para acabar palmeándome el rostro con suavidad diciéndome a mí mismo "Vamos que faltan cinco para acabar y librarte esta semana"

La pulsera en mi muñeca envía una corriente eléctrica anunciando mi estado a los otros que son soldados principales pero será inútil, ellos están con Akira; eso, al mismo tiempo, un escalofrío me recorre en mi espalda seguido de un ardor fuerte por el sello de mi espalda para luego desaparecer. Me acuesto sobre mi espalda tomando aire y recuperándome mientras vuelvo a sentir frío.

¿Tan mal me veo que un demonio se dio cuenta de eso cuando ellos no les importan nada?

Cumplo con este trabajo solo para no ser castigado por los superiores de la organización, esto es obligatorio y más si es ordenado por alguien de tu mismo rango y tienen una buena razón para hacerlo... Los superiores solo hicieron una mueca, dijeron algo entre murmullos que siempre es algo en contra de Akira y finalmente me dijeron: Hazlo, no te queda de otra. Y terminaron por sacarme ahí de patadas, prácticamente.

Secreto entre lazos: ErradicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora