14._ Sombras que se acercan

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Akira Berglind

Suelto un suspiro, apoyando mi frente en la fría superficie de mi tocador, escuchando lo que me dicen mis tres escoltas, insistiendo en quedarse y dejar eso para luego que fue ocasionado por Hunter, aparte de seguir insistiendo en que me quede acostada por haberme caído al salir del baño.

El simple movimiento me hace el no querer haberlo hecho pero, ya que, ya me dolió la espalda de manera descomunal y ya me quejé demostrando mi gran molestia allí.

Recuerdo difuso tengo de eso, sé que salí de la bañera pero de allí nada recuerdo aparte de mi desesperación y el sentir luego como si algo me tocara sin permiso, por unas manos las cuales quería tomar y arrancar de sus brazos pero la cuestión es ¿Existió tal contacto o fue una sensación Déjà vu? Luego de eso recuerdo el grito de ayuda desesperada de alguna empleada, la imagen borrosa de Hunter viéndome al otro lado de la habitación con suma preocupación y a Aarón con mis escoltas subiendo, los cuales se quedaron al igual que Hunter, a la distancia.

Me sentí asfixiada con tantas presencias atentas de mí en ese momento, quería gritarle que se fueran pero no tenía la fuerza para ello y, aparte de mi sofoco, estaba incómoda puesto que Hunter, Asim y Aarón lograron verme desnuda y eso no es agradable saberlo..., no me es cómodo para mí que cualquier hombre me vea desnuda porque me pongo nerviosa y, con los trabajos de la organización no me siento tan de esa manera porque el asco gana y nunca saben que se trata de mí y es como si fuese otra persona.

— No me parece que su familia esté por fuera mientras usted se encuentra aquí mal, lo de ese día nos tiene preocupados a todos.

Su mano se posa en mi hombro e inmediatamente, cierro fuertemente mi mordida evitando quejarme al ardor ocasionado por su contacto, uno que aparta casi inmediata al ver mi pequeño brinco en mi lugar.

— Deberían estar aquí al pendiente a tiempo completo. —Por algo los tengo a ustedes.

— ¿Dónde está el estúpido de Hunter? Él es quien no está ocupado, también debería estar aquí. —pregunta en tono fuerte una Dusha preocupada por mí y al mismo tiempo, rencorosa de cierto castaño.

— Lisbeth... Lo hacen porque están ocupados, los seis no pueden quedarse toda la tarde aquí haciendo nada atentos a mí, cuidándome pareciendo sanguijuelas en la piel. Han estado cuidándome desde la distancia a más no poder, al igual que mis amigosno es cómodo tener lluvia de notificaciones de parte de nueve personas, sin contar el otro grupo. Les digo que no insistan pero más lo hacen —respondo con tono agotado, pasando mi mano por el borde de mis labios al sentir por mis comisuras correr algo de saliva— Anden tranquilos que Hunter está a mi pendiente, al igual que Aarón, y ustedes por mi sello sabrán si algo grave me sucede.

— Maestra, insistimos en cuidarla. —Cierro los ojos, pidiendo calma interior.

— No me respondió por su soldado favorito. —Empuño las manos, hiriéndome en el proceso... ¡No alteres Akira! No...

— ¿Favorito? No lo es, si me dejan decirle y ya saben por qué mi trato con él y él conmigo ¿Dónde está? En los archivos cumpliendo con un recado que le dejé, a estas horas ya debería estar terminando, claro siempre y cuando lo hayan ayudado —murmuro, tomando aire a cómo puedo— Asim y Dusha, ya que tienen tiempo libre ahora, necesito que vayan al infierno a buscar aquellos demonios que van a renacer y hacer su típica preparación para mañana; Lisbeth... Lo siento, Lis —Me corrijo ante su incomodidad— aún queda día allá, necesito que te hagas cargo del entrenamiento de los principiantes y rezagados —Ordeno al ser eso lo pendiente del día y yo no creerme capaz de lograrlo por cuenta propia.

— Estará sola por mucho tiempo...

Sola ya he estado y ahora me sobra compañía pero si te refieres a otro tipo de soledad, tienes razón, estaré sola en este momento sin quien me haga compañía y triste es que Victoria no haya podido quedarse o siquiera Gastón pero el último tenía un torneo..., uno que ahora debería ver.

Secreto entre lazos: ErradicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora