Epílogo

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Esto está lleno de lágrimas de la escritora, pero sé que querrán más, estoy bien segura. Los amo.

Hunter

Incluso con alguien a mi lado, acariciando mi espalda y mi cabello a modo de consuelo, no dejo de sentirme terriblemente mal; solo consigo sentirme dolorido y culpable por ser incapaz de ocultar mi mal sentir por más que lo intente, llegándolo a contagiar a quien me acompaña. Me había vuelto experto de esto, cuando me preguntaban cómo me sentía y a pesar del dolor de golpes e insultos, yo sonreía como si nada; lo que pasaba en casa, se quedaba en casa.

No es para nada justo todo lo que sucedió y todo lo que está sucediendo, tan solo deseo que este trago amargo y este mal sentir acabe siendo falso por un error, igual que meses anteriores, donde la felicidad fue tan grande que la creí falsa.

No hay que confiar demasiado en los momentos felices, es más, ahora tengo miedo de volver a sentir felicidad porque siento que algo más grande me llegará a golpear; cada vez más fuerte, cada vez peor. Siguiendo hasta que no pueda levantarme nuevamente.

Los castigos no dejan de venir sobre mí, todo lo malo está cayendo sobre mí. La felicidad y la estabilidad mental no fueron hechas para mí... ¡Oh, por favor! Cada vez que sonreía o acababa sintiendo libertad, el dolor que nacía al llegar a casa me atrapaba por la espalda ¡Siempre ha sido así! Ni el suicidio pudo traerme libertad o felicidad, tan solo me encarceló en un sentimiento que justo ahora siento vuelvo a odiar mucho peor que antes.

Me levanto de la silla, apartando a Carolina. Grito sacando el monstruo acumulado en mi pecho, tirando lo que en mi mano estaba y lo que a mi lado en la mesa se encontraba; la carpeta acaba en un sitio con las hojas regadas en su cercanía, el lapicero con el que escribía y el contenido de una caja llena de cosas de oficina, terminan esparcidas por todo el suelo.

He intentado buscar entretenimiento para liberarme siquiera un poco, pero la debilidad física y psicológica no me abandona desde ese día; por culpa del odio y del rencor, por falta de la aceptación, por culpa de un rechazo social que acabó generando demasiado mal. Y aunque sin ganas me encuentre, mi entretenimiento lo convertí en deber, y ese deber es conseguir la información necesaria para llevar a los Berglind frente a los traidores de la familia. Ahora los horarios de todos, su información y puntos débiles, y las conclusiones de lo sucedido, están en toda la habitación.

Demasiados crueles y muy buenos mentirosos, tanto así que lograron engañarla y a su familia, como a mí también. Todo un tiempo que los llevó al momento perfecto para llevar a cabo sus viles planes, para finalmente tirar el dado que daría el último movimiento.

Dusha Volkova, la principal traidora y mentirosa... Ella fue quien le abrió a Dylan, las puertas al conocimiento del veneno y su libro correspondiente, y al perfecto peón que lo llevaría a la perfección de su plan.

¡Y eso explica demasiado! ¡Explica como ese libro fue a llegar al conocimiento de ese demonio!

El ataque ocasionado la misma noche que dejé la carta, Akira se encontraba dormida con gran profundidad por el cansancio, cosa no rara en ella cuando estaba en ese estado. Es imposible la falta de conocimiento de esto por parte de ellos tres; seguramente al ver gran oportunidad, dieron anuncio a un grupo ya preparado para llegar a la mansión aquella vez. Pero detrás de su ida, hubo otro motivo que ninguno de los Berglind, ni yo, pudimos ver.

Aquella diminuta emboscada fue solo una distracción. El aroma de un ángel de la muerte fue prontamente cubierto por el de un demonio, por ello nunca encontraron a la persona de la comunidad que se encontraba detrás de esto por eso. Detrás del ataque a ver si eso funcionaba, Dylan tomó a Aarón cuando se encontraba vulnerable, volviéndose así el poseedor de su alma, convirtiendo al empleado en un perfecto muñeco.

Secreto entre lazos: ErradicaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora