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—¡Oh, demonios! —Exclamó la chica rendida.

—Oh oh, alguien de nuevo va a prisión.—Dijo la mujer mientras esperaba que su hija moviese su peón hasta la casilla que era la cárcel.

—Vamos, Mila, no tenemos todo el día...—Manifestó con un desdén. Por fin se había dignado a dejar su celular para jugar a aquel juego de mesa y su hermana mayor se rehusaba a avanzar a su destino.

—Ya no quiero jugar.—Dijo irritada como niña pequeña, cruzándose de brazos para después tirarse encima de aquel sofá. Al lado suyo estaba Lauren, quien miraba atentamente la partida, por suerte era la hora de sueño de Beth, así que se encontraba acurrucada en el portabebé que estaba a un costado de Lauren.

—Bien, entonces que tu mujer juegue por ti —Ideó el señor Alejandro mirando a aquella chica que tan sólo dió un pequeño brinco y abrió los ojos como plato al escuchar la oración, en la cual resaltaban las palabras tu y mujer.

—Oh, no, yo no sé jugar —Mintió, puesto que regularmente siempre en casa del Señor Vives, Lucía y ella jugaban, casi siempre Lucía salía protestando, replicando que Lauren era una tramposa por el hecho de que tan sólo siempre perdía ante ella; la realidad era que Lucía era pésima jugadora, o tal vez Lauren era una excelente jugadora.

—Oh, vamos, mi amor, juega por mí —Habló con el mismo tono de voz que Lauren habló en la mesa—, salva mi partida, tal vez puedas hacer algo...—Era obvio que Camila se sentía irritada por tal juego de mesa tan estúpido.

—Vamos, Mila, no te sientas mal —Animó su madre viendo como la chica molesta se levantó del sofá, pasando por delante de Lauren para después  desaparecer por el marco de la entrada de la cocina—. En realidad Camila siempre ha sido mala jugando al monopolio —Añadió mirando a Lauren— además de que es mala perdedora.—Comentó y Lauren se sorprendió, puesto que la chica no parecía ser así.

—Sí, recuerdo que una vez lloró cuando le gane en un juego de Mortal Kombat —contó el padre de Camila.

—Sí, a mí una vez me dijo que era una tramposa porque le gané en un juego de serpientes y escaleras —Comentó la hermana menor de la chica y Lauren soltó una pequeña risa, recreando aquellas imágenes en su cabeza; con tan sólo imaginar a la chica molesta le resultaba gracioso—. Ahora vengo, voy por un vaso de agua.—Dijo la menor tomando el mismo camino que su hermana.

—Pero a pesar de eso, Lauren, ella es buena chica. Cualquiera que la tenga en su vida, tiene mucha suerte. Como por ejemplo nosotros, tenemos mucha suerte de tenerla en nuestra vida. Ella es lo mejor de nuestra vida además de Sofía. Y ahora tú y mi nieta son parte de su vida, y no sabes cuan feliz me hace eso, que por fin pueda salir adelante a pesar de todo; a veces me preocupaba el hecho de que se alejara de nosotros por el hecho de que le pudiese pasar algo malo, pero ahora que lo veo, lo único que le ha pasado es que tú llegues a su vida —Dijo con un brillo especial en sus ojos— y eso es bueno. Créeme que creía que quien me daría nietos primero sería Sofía, ya que, Camila desde pequeña ha sido una niña muy tímida, ella piensa mucho antes de actuar, y cuando actúa por impulso depende de si es malo o bueno al final termina arrepintiéndose por lo que hizo. Ella es muy madura pero a veces puede actuar como niña pequeña —la mujer soltó un gran suspiro ahogado. Lauren parecía sorprenderse cada vez más con lo que la mujer le estaba contando.

—A veces creo que ella es demasiada buena para este mundo —Agregó Alejandro cabizbajo, mirando sus manos.

—Cuida de ella, Lauren, por favor —Pidió la mujer sonriendo, pidiendo que Lauren comprendiera su preocupación.

—Lo haré —aseguró y ambos mayores sonrieron con felicidad, pues al parecer estaban dejando a su hija en buenas manos. Pero, Lauren no sabía en qué se estaba metiendo, ya que apenas conocía a aquella chica que se encontraba en la cocina. No sabía qué era lo que le esperaba de ahora en adelante, supuso que todo iba a cambiar realmente, tal vez tendría que pasar la noche de nuevo ahí y decirle adiós a su estancia con el señor Vives y Lucía. El problema no era en donde quedarse, el problema era con quién.
No sabía si a aquella chica le agradaría su estancia. Tenía que consultarla para saber si estaba de acuerdo.

Heridas; Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora