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 Hoy por fin Camila tendría su primer día de descanso después de tanto tiempo, sin embargo tenía una cita pendiente con Lauren y los niños de la casa hogar. Sentía que no podía con sus piernas, pero eso no era obstáculo para ella. 

— ¿Todo listo? —preguntó Camila antes de cerrar la cajuela del auto.

— Todo listo —Dijo Lauren sonriendo para Camila— Solo tengo que acomodar a Beth en su silla.

 Llevaban todo listo para ir a la casa hogar, incluidas un par de bolsas con juguetes de Beth de cuando era más pequeña y algunas de las ropas que ya no le quedaban pero estaban casi nuevas, los bebés crecían bastante rápido, de eso se daba cuenta Camila cuando ayudaba a la doctora Cruz a hacerle chequeos a bebés en los primeros meses de vida. Cuando recién Camila conoció a Beth apenas era una bebé de cuatro meses, ahora es una bebé de casi año y medio; el tiempo pasaba volando, tanto que Camila ni siquiera se percató del tiempo que Lauren tenía a su lado. Pero es que todo pasó tan de pronto, ayudar a una chica un día de la nada y al siguiente ya la tienes viviendo en tu casa y eres la otra madre de su hija y estás comprometida con esa chica. 

— ¿Todo bien, amor? —preguntó Lauren al ver que Camila miraba el camino sin realmente verlo. Camila volvió a la realidad y contestó que sí. Sin embargo, Camila no estaba acostumbrada a los cambios tan bruscos, mucho menos a tomar decisiones tan rápido, pero con Lauren todo había sido tan distinto, era como si todo apuntara a que dijera que sí, quería todo con ella. Como la típica frase "Sí a todo si es contigo".
 Cuando llegaron a la casa hogar bajaron las bolsas pero ningún niño estaba presente, lo cual le pareció bastante extraño a ambas.

— Iré a buscar a los niños con la hermana Cooper, ¿está bien si esperas aquí? —preguntó Camila.

— Sí, pero llévate a Beth, es turno de Mamá Camz —Lauren entregó a la niña y Camila no pudo evitar reír.

— Creí que te gustaban los niños —comentó haciéndole juegos a la pequeña.

— Me gustan, pero tu hija abarca mi agenda veinticuatro siete, a parte extraña convivir contigo.

— Ya vuelvo —Camila desapareció y Lauren se quedó ahí en el patio de juegos de la casa hogar. Fue cuando miró a una niña pequeña bajo la resbaladilla y Lauren se acercó para saber si todo estaba en orden.

— Ya le dije que no me quiero vacunar y no sé qué es esa cosa de la varicela —dijo mientras escondía su rostro entre sus brazos y piernas.

— No sé quién va a vacunarte, pero te aseguro que yo no voy a ser —dijo Lauren mientras se sentaba al lado de la pequeña y la miraba hasta descubrir su rostro.

— ¿Quién es usted? —preguntó un poco desorientada y Lauren quedó un poco sorprendida al ver un rostro nuevo, era increíble que la gente aún dejara a sus hijos en una casa hogar.

— ¿Hace cuánto estás aquí? —la niña solo volvió a ocultar su cabeza entre sus piernas y comenzó a jugar con la tierra— Está bien, sé que es difícil. Pero no puedes estar todo el día ahí o te perderás de los juguetes que he traído junto con mi compañera.

— ¿Usted es santa? —la inocencia de la niña le parecía bastante adorable a Lauren.

— Soy mucho mejor que él —dijo mientras que con un babero limpio de Beth, limpiaba las lágrimas de la pequeña.

De pronto apareció una mujer que al parecer estaba buscando a la pequeña que estaba consolando Lauren. Lauren se quedó analizando por unos momentos el rostro familiar de la mujer.

— Así que ahí estás —dijo la mujer con alivio.

— Solo está un poco asustada porque es su primera vacuna, ¿cierto, Emma? —Lauren se incorporó en sí y le ofreció una mano a la niña.

Heridas; Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora