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 Al pasar el tiempo las cosas mejoraban poco a poco.

— ¡Camila, ven y mira esto! —exclamó Lauren al ver cómo la bebé delante de sí se sostenía por sí misma sin ayuda de alguien más.

— No puede ser, tengo que grabar esto —Camila sacó su teléfono y comenzó a grabar a la bebé que sonriente miraba directamente la cámara—, ven con mamá, Beth, bueno, con cualquiera de tus dos mamás.

Ambas rieron al ver cómo su bebé, con un poco de miedo dio su primer paso, pero al querer dar el segundo falló y cayó sobre su pequeño trasero con pañal.

— Beth es genial, Dinah, no tienes idea de cómo la amo, mira —Camila le mostró el vídeo que había grabado el día anterior en donde Beth corría por toda la sala en pañales porque no quería bañarse.

— Ow, mírate, chica. Ya eres toda una mamá —le dio un pequeño codazo en su brazo y rió—. Amo a tu bebé, pero tengo que irme ya que, ya sabes, necesitan a esta enfermera en prácticas en el pasillo de urgencias dentro de poco..., y creo que alguien va a necesitarte —dijo refiriéndose al doctor que caminaba hasta donde ellas estaban.

Dinah y Camila saludaron al doctor, por su parte Dinah se despidió y Camila siguió al doctor que de momento era el encargado de guiarla. Era increíble lo grande que era aquel hospital y lo limpio que se podía sentir, incluso su cuerpo dejaba de estar tenso por unos momentos, el color blanco le daba calma, aunque sabía que probablemente al pasar el tiempo comenzaría a odiarlo, pero por el momento lo amaba, amaba que por fin podría comenzar a ayudar a las personas de manera más directa; de momento solo había estado aprendiendo diversas cosas de manera visual, esto le parecía aburrido en ocasiones, pero sabía que era necesario para su formación.

— Voy a presentarte a tu nuevo médico responsable, van a agradarse y si no, pues sería muy malo, ya que van a estar juntas mucho tiempo —el doctor abrió la puerta y Camila se encontró con una silla volteada que daba hacia la pared—. Doctora Cruz, he traído a la nueva pasante.

 Cuando se giró la silla, Camila pasó saliva y sintió cómo su cuerpo se había estremecido por completo. Al ver a su nueva jefa, no podía evitar estar algo nerviosa, parecía ser una mujer de carácter inquebrantable, poco flexible, que no le importaba la opinión de los demás, ella solo hacía su trabajo. Su mirada por encima de las gafas y la manera en la que rechazaba el saludo de Camila por su preferencia a seguir sosteniendo aquella carpeta en sus manos, le hacían ver a Camila que su pasantía comenzaría a ser un poco más difícil para sí, y no por lo que haría, sino por su mal inicio con su nueva tutora.

— Puedes retirarte, Griffin —el doctor esperó un gracias por parte de la doctora, pero ésta lo miró durante tres segundos más— ¿acaso no escuchó, doctor Griffin? 

— Oh, sí, con permiso —el doctor Griffin salió y tras de sí cerró la puerta despacio.

— Entonces, ¿cómo te llamas, niña? —colocó la carpeta sobre el escritorio y acomodó sus gafas, para después entrelazar sus manos, poniéndose lo más cómoda posible, sin despegar la vista de la chica que estaba delante.

— Karla... Cabello... —la doctora se puso de pie haciendo que Camila guardara silencio.

— Entonces, señorita Cabello, ¿cuánto falta para que termines la carrera? 

— Dos años —Su celular había comenzado a vibrar, aclaró su garganta y trató de mantener su mirada en alto, ignorando por completo el celular, o al menos eso trataba.

— ¿Acaso no ha leído las políticas del hospital? No puede tener su celular encendido en horas de servicio, los celulares suelen ser una distracción muy grande para nosotros los doctores —aquello la había hecho reñir y Camila asintió con pena.

Heridas; Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora