Capítulo 12: me importa una mierda.

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 Estaban aporreando la puerta con violencia.

Tan fuerte, que por un momento ella creyó que se rompería, haciéndose trizas y él entrando como una avalancha de destrucción dentro de la casa.

Agarró su teléfono y marcó el número de la policía. Se sentía presa del pánico, y lo peor es que sus padres no estaban ahí, ni ninguno de sus hermanos.

Las manos le temblaban cuando por fin le contestaron y dio la dirección de su casa. Los golpes no se detenían y los gritos de ese hombre tampoco.

- ¡ABRE LA MALDITA PUERTA!, ¡SÉ QUE ESTÁS AHÍ!, ¡Y NO ME VOY A IR!, ¡¿ME ESCUCHASTE?! NO ME IRÉ HASTA QUE EL HIJO DE PUTA DE TU HERMANO APAREZCA DE UNA VEZ -gritó detrás de la puerta. Ella se acercó, apretando los puños y respirando dificultosamente. Tenía que ser valiente por una vez en su vida.

- ¡VETE DE AQUÍ, DONG-SUN! -gritó ella cerca de la puerta. Al ver como él empezaba a patear la puerta ella corrió a la cocina y tomó el uslero de madera apretándolo contra su pecho-. LLAMÉ A LA POLICÍA, ¡VETE DE AQUÍ!

Las patadas se detuvieron. Ya no gritaba, todo estaba en silencio y ella sólo podía oír su propia respiración agitada. Camino hasta la puerta lentamente y oyó su voz seca, haciéndole estremecer del terror.

- ¿En serio crees que tu hermano está a salvo de mí? -podía escuchar por su voz que él estaba borracho, otra vez-. Ni siquiera tú, perra, está a salvo de mí, ¿Quién te crees que eres para ponerme una orden de restricción?, ¿Rihanna? -se rió macabramente, ella estaba empezando a tener arcadas-. No, bebé, tú no me vas a dejar. No importa lo que hagas. Tu hermano me las va a pagar, tarde o temprano volverá y yo estaré aquí, a tu lado, esperando el momento preciso para hacer una linda marca en su rostro, igual a la marca que me hizo, pero mucho, mucho peor.

Sentía como se le cortaba la respiración y las lágrimas inundaban sus ojos. Estaba tan aterrada y ella no era lo suficientemente fuerte como para resistirlo, como para ser valiente. Pero tenía que serlo, tenía que resolver sus propios problemas y no hacer que los demás sufran por su culpa como con su hermano menor.

- ¡Tú jamás vas a tocar a mi hermano, jamás! -gritó ella enfurecida, golpeando la puerta con las palmas. Le oyó maldecir-. Escúchame tú a mí, hijo de puta, ya no te tengo miedo. Más te vale que te vayas a la mierda si no quieres terminar pudriéndote en la cárcel que es donde debería estar una rata asquerosa como tú.

Escupió las palabras, con un odio que ni ella misma podía contener. Al instante sintió un fuerte golpe en la puerta que le hizo caer de bruces al suelo, asustada.

- ¡A MÍ NO ME GRITAS, PERRA! -y más golpes. Ella creyó por fin que la puerta se rompería, hasta que escuchó el sonido de las sirenas de policía a lo lejos. Los golpes se detuvieron-. Me iré por ahora, ¡pero voy a volver! Ni creas que esto se quedará así, tu hermano me las va a pagar aunque tenga que ir a buscarlo hasta el mismo infierno.

...


Kim Taehyung estaba sentado en una de las esquinas de la sala de práctica, abrazando sus rodillas y mordiendo el cable de sus audífonos parsimoniosamente.

Veía a todos los cuerpos bailando en perfecta sincronización y él no podía dejar de fijar su vista en un punto en específico entre los bailarines.

Los abdominales de Jung Hoseok.

En su mente -y en voz alta también-, eso sonaba terrible. Una traición así mismo. Pero por más que tratase de fijar su vista en los espejos, en los pasos de baile en sí, en sus uñas, en la canción, en las instrucciones del profesor, la camiseta sudada que se le pegaba al cuerpo era, extrañamente para sus ojos, más interesante.

Can't help falling in love. VHOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora