Capítulo 24

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N/A: Holi! Siento muy mucho la tardanza... Pero no estaba por la labor de escribir ni inspirada ni nada de eso y para escribir algo que no me gustara y que no fuera minimamente leible para vosotros, pasaba. Espero poder continuar pronto y recibir muchos animos via review (ya se que no estoy pa pedir mucho jajajaja) pero se agradece mucho. Gracias por leer, por seguir interesados y por comentar.
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Kate sonrió mirando la nota que iba con el paquete y que había prometido a Rick abrir una vez llegara a casa después de dejarlo en el aeropuerto. Sus hijos no sabían nada que ella había sido la encargada de acercarlo hasta el JFK para su viaje por trabajo a Chicago… Si lo supieran sería demasiado sospechoso para su tapadera.

Los últimos días, después de las vacaciones invernales en Los Hamptons, no habían parado de gritarse y discutir, por supuesto delante de sus hijos. A solas se gritaban… De otra manera.

A solas no habían dejado de verse.

En el cuarto de la limpieza de la doce.

En el hotel.

En su coche.

No habían parado de gritarse.

La sonrisa que se había formado en su rostro se estaba convirtiendo en una risa. Se tapó la boca para no ser descubierta y que uno de sus hijos (Sophia en este caso ya que era la última que quedaba en casa en ese momento) fueran a su encuentro descubriéndola, ahí, en mitad de la habitación con un regalo de su "ex" marido.

Desde luego no sabía lo que les pasaba… Pero tanto Sophia (con la que aun no había hablado) Tommy (al que apenas veía… Pero se las apañaba para interrogarla) o Frankie, se pasaban las pocas horas que podían compartir intentando investigarla, sonsacarle o algo que todavía no comprendía… ¿Habrían sido descubiertos? ¿Sus hijos lo sabían?

No. Después de los incidentes con los calzoncillos y en fin de año, habían empezado a ser extremadamente cuidadosos.

Y de ser descubiertos…Lo sabrían. Ninguno de ellos se callaría algo así… Si algo caracterizaba su casa era que apenas había secretos. O ESO CREÍA ELLA.

Se sentó en la cama y justo cuando iba a abrir el paquete la puerta se abrió dejando paso a Sophia.

-¿Cuántas veces he dicho que llaméis a la puerta?

-Desde que tenía seis años-sonrió la chica.

Kate se quedó mirándola. Iba desmaquillada completamente y llevaba el cabello recogido en una mini coleta dejando algunos mechones sueltos. Iba con una sudadera que probablemente no era ni de Michelle ni de Tommy que le quedaba enorme, unos vaqueros desgastados y unas botas lo suficientemente calientes para salir a la calle en pleno invierno en Nueva York.

-¿Te encuentras bien Sophi?

-Sí, mamá.

Kate asintió. Beckett la miró interrogante.

-Sólo avisaba que me iba.

-¿A Paris?

-No… No. Aun no sé cuando regresaré.-murmuró. –Voy a… bueno he quedado con unos amigos.

Beckett asintió. Por supuesto que esos amigos no existían y sólo se trataba de Rafael… El propietario de la sudadera.

Ambas se quedaron en silencio.

-¿De verdad estas bien?

Sophia asintió pero le enseñó una revista local que llevaba entre sus manos. En ella se veía a Michelle con una pelirroja, besándose acaloradamente bajo el título de "Artista francés bohemio y su nueva musa en la galería de arte más exclusiva del Soho".

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