Sorrow

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El cabello rizado, tan negro como las alas de un cuervo enmarcaba el rostro de ella.

Su mirada, perdida en el libro que había leído por tres días, demostraba que aunque alrededor suyo la anarquía total estuviera ocurriendo, nada era mas importante que Catalina, Carlos y las palabras que Ángeles Mastreta había congelado en las páginas de su libro.

Una de sus manos sostenía con fuerza el libro, mientras que sus dedos, largos y ágiles recorrían los renglones mientras que con sus labios formaban palabras sin sonido.

El la miraba. La miraba con una sonrisa en los labios. La miraba con toda la ternura del mundo.

Sus manos formaban puños, resistiendo su impulso de apartar el cabello de la vista de ella.

Sus labios estaban atrapados entre sus dentadura, reteniendo todas las palabras que no tenia el valor de decirle.

Sus piernas se entumian con solo pensar en acercarse para hablar con ella.

Y sus ojos, ocultaban el dolor y la decepción que le ocasionaba creer que sin importar nada, ella nunca lo miraría siquiera

Y eso, le dolía terriblemente.

Ella lo miraba de reojo de vez en cuando.

La forma en la que el flequillo le caía sobre la frente era algo que hacia que se le retorciera el estomago.

Y cada vez que respondía alguna pregunta su voz hacia que el corazón de ella diera mil y un latidos.

Cada vez que el pasaba junto a ella su respiración se detenía y sus mejillas se enrojecían furiosamente.

El revolucionaba todo dentro de ella, la hacia querer olvidar todo lo que había aprendido, todas esas leciones sobre clase y etiqueta. Todo.

El era la razón por la cual ella se esforzaba en lucir bonita, en enderezar su postura y en sonreír con delicadeza. Ella quería ser perfecta para el.

Aunque ella creia, que a el, ella no le interesaba

Realidad Con Sabor A PoesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora