La tristeza que recubre la piel como una delgada membrana azul.
Piensas en ella y extrañas su voz, la forma en la que pasaba su mano por tu cabello y su risa cuando veían películas viejas.
La extrañas.
La extrañas tanto que el corazón se te encoge un poco cada vez que piensas en ella.
Pero sobre todas las cosas extrañas su voz, la forma en la que te sostenía de las mejillas y te decía que te amaba muchísimo.
Y darías todo por volver a hablar con ella. Una sola vez si fuera posible. Sólo para oír un par de palabras suyas. Para ver sus manos una vez más.
Joder la extraño tanto carajo.
