El es el guitarrista, con una maraña de cabello rubio que le llega debajo de el menton, con una nariz estilizada y pómulos altos, con dedos delgados y largos que de mueven tan hábilmente que olvidas respirar por un minuto.
El es del tipo que te sostiene de el cabello mientras lo hacen. De los que susurra obscenidades y sonríe cuando las repites. Y tu repites más y más pecados sólo para ver esa sonrisa por más tiempo.
De a los que les gusta decir groserías y dejar moretones en los muslos. Y sabes todo esto sólo por la forma en la que su mandíbula se alza orgullosa y frunce el ceño concentrado.El tipo de chico que te toma por el cuello cuando te besa y enreda sus ágiles dedos por debajo de tu cabello, dando pequeños jalones adrede.
Puedes verlo en sus ojos cuando mira por encima de el público, tan sólo alejando los ojos de su preciosa guitarra por un par de segundos, antes de volver a perderse en movimientos ya aprendidos.
Y todo lo que tu quieres es bailar y bailar frente a el hasta que sólo el te sostenga por la cintura, su cuerpo pegado al tuyo, sin espacio siquiera para el oxígeno.
Quieres que te sostenga de los muslos y deje marcas de el color de la sangre en tu piel, en tus piernas, en tu estómago y en tu pecho.Cuando voltea hacia ti sólo puedes sentir como sonríes sin intentarlo siquiera y das gracias por el aturdimiento que el alcohol te provoca, no despegas los ojos de el en toda la noche, sonriendo cada vez que el levanta la mirada.
En un momento mira en tu dirección y mientras tus labios se curvan lentamente el te sonríe también, y sabes que fue para ti porque sonríen al mismo tiempo y el recorre la línea de tu escote por un segundo. Demasiado corto para que pueda durar pero sólo hace que tu la bomba que llevas bajo la piel vibre más rápido.
Y carajo que es guapo. Una sonrisa de comercial le quedaría algo corta. Sus ojos brillan de más cuando lo hace y aunque la luz, la distancia y el alcohol no te permiten estar segura podrías jurar que son azules como el mar.
Te acercas a la mitad de alguna canción que no conoces y dejas un billete en el sobrero que el frontman dejo al inicio de la presentación para donaciones. En cuanto entras al campo visual de el rubio el no despeja sus ojos de ti, tratas de caminar perfectamente normal, aunque honestamente con tanto alcohol la cosa se complica. Logras llegar al escenario sin tambalearte y le sonríes desvergonzadamente sin apartar los ojos de el ni un segundo, el te sonríe también. Más tarde te arrepentirás de no haberte mordido el labio o de no haberle guiñado un ojo.
Cuando la banda termina de tocar y tu te levantas para irte te topas con la banda entera, el frontman te besa la mejilla y mientras sonríe agradece que hayas ido, tu haces lo posible para mantener la sonrisa simple e ignorar su sudor que ahora sientes en el rostro, pero el se aleja y tus ojos se encuentran con los del chico rubio.
Conoces su nombre, el frontman se encargó de que nadie se olvidara de el nombre de ninguno de los integrantes de la banda, gritando los nombres durante cada sólo que cada uno tenía... Quieres llamarlo por su nombre y besar la comisura de sus labios, pero ni todo el alcohol de el mundo te permitiría hacer eso, no con tantas personas alrededor al menos... Así que sólo le sonríes y le dices que toca maravillosamente, el sonríe de regreso y te agradece sin alejar sus ojos de los tuyos y tu sólo quieres ponerte a babear ahí mismo.
Te alejas simplemente con ganas de encerrarte con el en algún lugar y desaparecer por dias. Pero no te sientes mal porque el te miro como no miro a nadie más, aparte de que, en un mundo tan pequeño, es difícil no encontrarse de nuevo.
Vaya forma de terminar la noche de el lunes.