[DIEZ]

293 29 5
                                    

Desde que vi este discurso de Halsey, me he dado cuenta que como ella dice, ninguna está a salvo mientras esté viva.
Este capítulo es para todas las mujeres del mundo. 💜

Darren.

Jason no es mi mejor amigo. Es simplemente alguien que me ayuda a olvidarme de mis problemas. No es de esas personas que sabes que en cualquier momento estará a tu lado.

Es decir, en esta vida hay dos tipos de amistades: esos que estan todo el rato junto a ti, pero sabes que en el momento que necesites no servirán, o esas que no siempre están junto a ti, pero si les llamas siempre vendrán lo más rápido posible.

Jase es la primera. Porque, vamos, es difícil encontrar a la segunda, muchas veces creemos tenerla, pero las personas nos decepcionan.

Yo solo tuve ese tipo de amistad una vez.

Y la perdí.

El caso, es que cuando salí de la casa de la señora Morrisson, después de dos horas de estar con Zoe y Damon, decido pasarme por casa de Jason. Porque, Jase siempre sabe distraerme de todo lo que me rodea.

Pico a la puerta, y como siempre, tardan varios minutos en abrirme. La casa da Jase es bastante grande, y como él es un vago siempre tarda la vida en bajar las escaleras y abrir la puerta. Más si no le he avisado.

— Mamá, ¡ya te he dicho que tienes que avisarme cuando traes a tus amigas a casa! Ya sé que les caigo genial, porque yo soy increíble, pero no puedo aguantarlas tanto. Espero que al menos me traigan pastelitos.

Pues no.

— Bueno, a ver qué cotilleo del vecindario me cuentan hoy. Ufff. Tío, menos mal que eres tú. ¿Qué haces aquí? — no me deja contestar porque se hace a un lado para que pase—. Enserio, gracias por presentarte sin avisar. Pensaba que me iba a tocar comer pastelitos como un gordo y escuchar a mi madre y sus amigas ver telenovelas y hablar sobre los cotilleos del vecindario. Te diría que te amo, pero no soy de cursilerías, ya sabes. — hace un especie de movimiento con la mano, restándole importancia.

Demasiada información para mi cerebro. Entre que ha hablado muy rápido, y con demasiada información, me he colapsado.

No soy el listo de la clase.

— Bueno, ya sabes que esto es como tu casa, sírvete lo que tú quieras.

Entro a la cocina, cojo un batido de frutas y voy al comedor, donde está Jase sentado con el mando de la televisión.

— ¿Qué quieres ver? Podemos acabar la peli que dejamos a medias la semana pasada, o una nueva que sacó Netlfix la semana pasada, son la hostia. Enserio.

Frunzo el ceño.

— Lo que tú quieras.

— De acuerdo.

Le da al play, y el simple hecho de ver una maldita película, consigue que deje de pensar en mis problemas. Soy consciente de que parece una tontería. Pero no me importa, porque es cierto.

(...)

— No me lo puedo creer. — Jase mira fijamente la pantalla de su teléfono—. Qué fuerte, tío. No puedo creer que no me hayas avisado.

¿Cómo?

¿Avisar de qué?

Creo que no me estoy enterado de nada. Repaso todo lo que he dicho y hecho en los últimos minutos, pero no encuentro nada que le haga ponerse de esa forma.

Por eso, decido preguntar.

— ¿Avisarte de qué?

— ¡De la súper fiesta que se está montando en tu casa! — se gira, encontrándose con mi cara de espanto y sorpresa—. Ah, olvidaba que los cavernícolas como tú no tienen ni Instagram ni Twitter. Tío, a ver cuándo te creas una cuenta, que estás desconectado de esta sociedad. Mira esto.

17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora