[TRES]

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Hayley.

Siento algo húmedo caer sobre mi cuerpo.

Oh no. No no.

No han podido hacer eso.

Refunfuño mientras me levanto de la cama de golpe. El pelo se me pega a la cara, y la roba se adhiere a mi cuerpo por la botella de agua que Colton y Connor me acaban de tirar encima.

¿Y cómo sé que han sido ellos? Pues porque aparte de que escucho sus risitas, no hay nadie más en casa.

En serio, odio cuando me despiertan con agua.

— ¡Malditos engumeros! ¡Os voy a matar, lo juro! ¡Esto no quedará así!

Escucho sus risas, y también sus pasos el la planta baja.

Qué cobardes, ni se atreven a enfrentarse a una Hayley recién levantada y con mal humor.

Me levanto, y hago las cortinas de la habitación a un lado, entonces, lo veo.

Al chico de ayer corriendo.

Va con otra chica, que lleva el pelotón​ castaño recogido en un moño.

Enserio, ¿qué hacen con su vida? ¿Quién sale a correr a las siete de la mañana?

Ni yo tengo ánimos para levantarme.

Después del esfuerzo en vano de intentar calmar mi mal humor, cojo mis cosas, y literalmente corro a la ducha.

Corro porque, en esta casa hay tres personas que necesitan ducharse cada mañana, y ninguno de nosotros somos extremadamente rápidos.

Sin embargo, parece que hoy es mi día de suerte, ya que llego la primera.  Media hora después, bajo a la cocina, lista para desayunar.

Pero tampoco me encuentro con ninguno de ellos.

¿Dónde están esos parásitos?

Esto parece una casa fantasma.

Tu corre antes de que sea demasiado tarde.

Aunque, lo que si me encuentro, son tres platos. Tres batidos de chocolate.

Bueno, hay que empezar el día con un buen desayuno. Además, esto será una buena parte de la revancha.

Después es cuando dices que tú no comes mucho.

Cuando estoy acabando el tercer plato, escucho unas pisadas. Me giro rápidamente hacia la escalera, encontrándome con los ojos de Connor. Está recién duchado.

Nos miramos fijamente unos segundos.

— ¡Colton! — grita haciéndome reaccionar.

Corre.

Eso hago​. Cojo la mochila, mi chaqueta, y mi monopatín.

Sí, sé que dije que era muy floja, y todo eso, pero ir en monopatín me gusta. Además, si lo miráis según mi opinión, hay que hacer menos esfuerzo. También se tarda menos. Y como que yo nunca voy sobrada de tiempo.

— ¡Hayley Evans! — escucho cuando ya he pasado nuestra casa a toda velocidad. Me giro encontrándome con Colton mirándome furioso, con una toalla enrollada en su cabeza y el albornoz cubriendo su cuerpo.

Sí, así es como empiezan todos los días de mi vida.

(...)

— ¡Thompson! ¡Evans! ¡Dos vueltas más!

Nos morimos. Enserio. ¿Has hecho nuestro testamento ya?

¿Qué es eso? ¿Se come?

17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora