Hayley.
Cena familiar.
Venga, anímate un poco, chica. Al menos una sonrisita.
Una pequeña. Solo tienes que levantar un poco la boca y ya.
— Renacuaja, ¿te encuentras bien?
Pues no. Porque ahora mismo me encantaría estar en mi cama, comiendo helado y viendo series. Y a Connor le han dejado irse a su habitación. Yo solo quiero salir de aquí y encerrarme en mi habitación.
— Sí, estoy bien. Solo que he tenido un mal día y estoy un poco cansada, ya sabes.
Que digan que pues irte.
Que digan que puedes subir a tu habitación.
Veo como mamá abre la boca, pero vuelve a cerrarla.
Mierda.
— ¿Por qué ha ido mal tu día, cariño? — papá me mira fijamente.
¿Cariño? ¿Pero qué cursilada es esa?
¿La verdad?
Alguien se ha estado riendo de mí. Me han criticado y creo que me lo he tomado demasiado a pecho. No quiero volver al instituto. Es más, deberíamos mudarnos. A la otra parte de Estados Unidos si hace falta. Cuanto más lejos mejor. Así nunca me reconocerá nadie.
— Ah bueno. Solo porque he suspendido un examen de mates.
Como si eso fuera algo sorprendente.
Cállate, ¿quieres? Te agradecería mucho si hoy no estuvieras presente. No estoy de mal humor.
Mamá sigue hablando sin parar y papá sonriendo emocionado. Yo sigo maldiciéndome a mí misma por tener que estar aquí.
Para cuando termina la cena, recojo mi plato y subo a mi habitación. Me tiro a mi cama y miro el techo fijamente.
No sé qué hacer con mi vida. No quiero volver nunca al instituto.
Nadie quiere.
Creo que estoy siendo exagerada.
Puede.
Me quedo mirando el techo fijamente hasta que alguien pica a la puerta.
— ¿Puedo pasar? — pregunta Colton.
— No.
— Vale, pues pasaré igual.
Ruedo los ojos cuando veo que abre la puerta y se sienta a mi lado.
—¿Qué quieres, Colton?
— Pues saber por qué estás en modo depresivo.
— No estoy en modo depresivo. Estoy bien.
Mi hermano levanta ambas cejas.
— No, no estás bien. De lo contrario no estarías mirando al cielo y preguntándote que hacer con tu vida. Además, llevas suspendiendo exámenes de mates todo el curso y te ha dado igual.
Joder, te conoce demasiado bien. No se puede competir contra eso.
— Dame tu móvil.
El frunce el ceño.
— ¿Qué?
— Dame tu móvil.
Aun dudando, saca el móvil de su bolsillo del pantalón, y me lo entrega.
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17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]
Fiksi Remaja❝Siempre vas por ahí enseñando tus defectos, sin importar lo que nadie te diga.❞ Hayley Evans es muchas cosas. Pero nadie ha llegado a conocerla por completo. No saben de lo que tratan esos misteriosos vídeos que sube cada miércoles. Porque ella s...