[TREINTAICINCO]

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Hayley.

Entierro la cabeza en la cama y me tapo con las sábanas.

Quiero morirme. Muchísimo.

Suelto un pequeño grito de frustación. Muy bajito, porque es bastante tarde, y no quiero que mis padres me oigan. Lo que pasó anoche se repite una y otra vez en mi mente.

Mis labios sobre los suyos. Su olor fundiéndose. Mis manso en su cuello.

Y lo bien que se sentía.

Sobretodo eso.

Esa sensación tan fuerte en mi estómago, esos nervios por todo mi cuerpo. Todo. Todo se recrea en mi cabeza una y otra vez, y no puedo evitar que mi mente esté dividida en dos partes ahora mismo: la parte que le encantó el beso y quiere repetirlo, y la parte que se avergüenza de haber hecho eso, pero no niega que no le gustó.

Por supuesto que yo soy de la primera. Si fuera por mi no me hubiera apartado.

Sí, claro es muy fácil decirlo.

Mira, Hayley, no le des más vueltas a eso. Fue un beso y ya. Muy corto, de hecho. Deja de pensar en ello como algo malo. Solo te dejaste llevar.

— Dios mío, renacuaja. Deja de moverte. Puedo sentir tus nervios desde la otra punta de la cama. — dice Colton con la voz adormilada.

Eh aquí el rey de Roma.

— Contigo quería hablar yo. — me incorporo en la cama, sentándome con las rodillas a la altura de mi pecho. 

—Oh no.

Mi hermano se da la vuelta, hasta quedar con la vista fija en el techo. Se pasa la mano por la cara y me doy cuenta de que tiene unas pintas horribles.

— Yo pensaba que tú eras el chico que se controlaba en las fiestas. Bueno, eso según tú.

— Me va estallar la cabeza. — dice, pasándose las manos por esta misma.

— Eso es tu problema por no controlarte. Gracias a mí llegaste a casa sano y salvo, y además no te pillaron. Así que quiero explicaciones de como acabasteis tan mal.

— No lo sé, Hayley. Ni yo lo sé. Creo que la bebida esa tenía más alcohol que todas las que he probado en mi vida, porque solo bebí dos vasos. Además, estaba buenísima. Pero ahora tengo una resaca horrible.

Hace una mueca.

Y tiene una cara horrible, pero no le digas eso. Pobrecito.

— Colton. —le digo—. ¿Crees que fue muy precipitado lo del beso de Darren?

— Qué va. Si se notaba un montón que ambos os moriáis por ese beso. Solo que Darren parece ser que tarda un poco en asimilar las cosas, y tú acabaste el beso demasiado rápido. Creo que si no te hubieras separado tan rápido, Darren te hubiera devuelto el beso.

Nos quedamos en silencio. Bueno un silencio absoluto no, porque escucho a mi hermano quejándose de la resaca. Unos golpes interrumpen nuestra especie de silencio. Miro a Colotn asustada, diciéndole que se esconda, pero no reacciona a tiempo, porque alguien abre la puerta. El pánico corre por mis venas, hasta que veo quién es la persona que la ha abierto.

Respiro hondo.  Connor hace un puchero.

— No es justo. — dice, cruzandose los brazos.—. Yo siempre te pido si puedo dormir contigo y ahora le dejas a Colton.

Colton suelta una carcajada.

— Por cierto, mamá me ha dicho que te despierte porque ya es muy tarde.

17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora