Darren.
— ¡Hola a todos! — le sonríe a la cámara—. Perdón por la tardanza, pero estos últimos días no han ido muy bien y no me sentía con fuerzas de grabar. En fin, que, si os sigue interesando esto, y aún seguís aquí, quería daros las gracias. Muchas gracias por seguir aquí, espero al menos haceros reír con mis tonterías. Aquí os dejo la novena razón: no tengo ni idea de a qué me voy a dedicar. No solo es eso, sino que también me incomoda mucho y me da mucha rabia la gente que me pregunta todo el rato. Y que, cuando ven que no lo descubren, me dicen: pues deberías darte prisa, porque te queda poco para decidir. Es decir. — se echa el pelo hacia atrás—. Yo ya sé que me queda poco tiempo para decidir, estúpida. No hace falta que me lo recuerdes, ni me estreses. Si no tengo ni idea de qué voy a hacer con mi vida, será porque no se me da bien, nada, ¿no? Vamos, eso creo.
Estoy de acuerdo en ella por primera vez. Me ponen muy nerviosos ese tipo de gente.
— En fin, gente. Como he estado algún tiempo inactiva, os voy a dejar otra razón en este vídeo para disculparme, ¿sí? Bueno, la siguiente razón, motivo o como queráis llamarle es que, por si no lo sabéis ya, soy la cosa más floja en la faz de la Tierra, créeme. — sonríe—. En fin, gente que hasta aquí es el vídeo de hoy. Muchas gracias por regalarme vuestro tiempo si lo habíais visto, y ojalá tengáis un buen día.
Sigo sonriendo una vez acaba el vídeo. Ella es increíble.
— ¿Darren?
Es mi madre. Seguro que ya viene para echarme la bronca por algo.
Me levanto y abro la puerta.
— Tu padre y yo queríamos pediros a ti y Megan que está noche estéis disponibles, porque nos gustaría salir a cenar todos juntos. Y hablar de cosas que tenemos pendientes. —sonríe.
Supongo que por "cosas que tenemos pendientes" se refiere a cuándo se van a ir de aquí.
— Pero mamá, hoy es sábado. Iba a ir a entrenar y después a casa de Jase. Además, seguro que Megan también tiene planes.
Mamá sonríe.
— De hecho, James, acabo de hablar con ella y me ha dicho que hoy es perfecto.
Ruedo los ojos. Megan me ha traicionado.
— Está bien, le diré a Jason que tengo que ir a cenar con vosotros. Pero por favor, no me llaméis más James, no me gusta nada.
Ella sonríe de nuevo.
— Gracias, Darren. Ojalá podamos arreglarlo todos.
Lo dudo. Antes de que pueda volver a decir algo, doy un paso hacia atrás y cierro la puerta. Una vez en mi habitación, llamo a Jase mientras hago mi bolsa para ir a entrenar.
— ¿Qué pasa, Darren? Me dices que no te llame para no interrumpirte mientras entrenas, pero tú me llamas cuando quieres e interrumpes la partida de bingo que juego con mi abuela y sus amiguis.
Suelto una carcajada y voy metiendo la ropa que necesito en la mochila.
— Enserio, tío, ¿no tienes nada mejor que hacer un sábado que ponerte a jugar al bingo? Eso es muy penoso, para que lo sepas. Si lo llego a saber te invito a mi casa.
— Pues, contestando a tu pregunta, no tengo nada más que hacer. Porque mi mejor amigo se va a hacer deporte y no soporto el calor que está empezando a hacer fuera.
— Ya, yo tampoco. Pero bueno, te llamaba para decirte que no vamos a poder quedar esta noche en mi casa. Ni en la tuya. Porque ahora mamá ha tenido la brillante idea de salir todos juntos a cenar y hablar de no sé qué.
— O sea que tendré que aguantar a mi abuela y sus amiguis también por la tarde. Muchas gracias, Darren, de verdad. Eso es lo que hacen los amigos.
— Lo siento tío.
— No pasa nada, no pasa nada. — dice, dramatizando. Como siempre—. Es broma.— se escucha su propia risa—. Espero que podáis arreglar las cosas.
Quiero decirle que yo también, pero en lugar de decirlo, me despido y cuelgo la llamada.
(...)
— ¿Qué haces, chico? Recuerdo haberos dicho que podías venir a entrenar cuando quisieras, pero pensaba que para un chico de tu edad pasarse un sábado por la mañana entrenando no es lo que se dice un día ideal.
Me paro en seco al escuchar la voz del entrenador. Él se acerca hacia mí mientras yo trato de recuperar la respiración.
— He estado unos días desconectado de todo. Del equipo, los partidos, la escuela... Todo en general. Y no sé quería ponerme al día.
— ¿Y por qué has desconectado? ¿Has tenido problemas por casa, chico?
— No, que va. Problemas en sí no. Solo pequeñas cosas que se han juntado y me han mantenido distraído. Además, quiero ponerme más en el deporte porque un amigo me ha conseguido unas prácticas.
El entrenador aplaude con sus manos y sonríe.
— ¿En qué universidad, chico?
— Universidad de Michigan.
— Esa es una de las buenas. Pero debes mejorar tus notas, chico. La vida no es solo deporte, lo sabes, ¿no? Los estudios son importantes.
— Pareces mi madre.
El entrenador suelta una pequeña carcajada.
— Yo podría ayudarte si quieres. Podemos quedar algunas tardes para entrenar, y si quieres los fines de semana.
Sonrío ante la idea de que el entrenador se ofrezca a ayudarme. Lo cierto es que me vendría bien. Muy bien. Seguramente él sabe más que yo y me podría ayudar más.
— ¿Enserio? Sería genial. Me vendría muy bien ayuda.
— Lo sé, y si quieres ir a una Universidad como la de Michigan la necesitarás. Podemos quedar después de clases algunos días y si quieres los sábados.
— Perfecto, el lunes ya digo que días podría quedar.
— Genial, y ahora descansa chico.
Le hago caso al entrenador y vuelvo al vestuario. Me ducho, y me cambio. Una vez estoy listo salgo del instituto. Mientras vuelvo a casa veo que la señora Morrisson me ha enviado un mensaje, diciéndome que no hace falta que me pase ni hoy ni mañana a cuidar a Zoe y Damon, que ella los cuidará. Me deprime eso de no verlos, pero también entiendo que no tengo que estar todos los días con ellos. Así que, volviendo a casa, paso por la casa de Hayley Evans. Como siempre. Y de repente tengo una idea. Hace días que quiero hacerlo, pero todo lo que ha pasado los últimos días no me lo ha permitido. Pico a la puerta de su casa y me abre su hermano, que lleva unos pantalones cortos y el torso desnudo.
Se me queda mirando unos segundos con el ceño fruncido y justo cuando voy a hablar él lo hace.
— Ah, tú eres el amigo de Hayley, ¿no? Es que me sonabas y no de qué.
— Sí, ¿está ella? Quería decirle algo.
— No. — niega con la cabeza—. Ha salido, pero si quieres puedes esperarla o dejarle un mensaje, yo qué sé.
¿Dejarle un mensaje?
Algo dentro de mí se ilumina. Como no tengo su número y he de llegar a casa, le pido al hermano mayor de Hayley que me dé un papel y un boli, y después dejo el papel con la pregunta escrita en su habitación.
Una vez hecho esto voy hacia mi casa. Desde fuera aun soy capaz de escuchar a mi madre gritar y a mi hermana contestándole.
No empezamos bien. Respiro hondo antes de entrar a casa.
Acabemos de esto.
(...)
¡Espero que os guste! ❤
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17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]
Fiksi Remaja❝Siempre vas por ahí enseñando tus defectos, sin importar lo que nadie te diga.❞ Hayley Evans es muchas cosas. Pero nadie ha llegado a conocerla por completo. No saben de lo que tratan esos misteriosos vídeos que sube cada miércoles. Porque ella s...