Tengo que decirlo, ya que a estas alturas de la vida no estoy dispuesta a consentir que sigas malgastando tu vida en nada. En ella. Que no te hace tan feliz como yo. Como me dejabas hacerlo. Porque tienes que hacerlo. Tienes que admitirlo. No eres feliz, no verdaderamente. Porque eso solo lo conseguías conmigo. Y yo contigo. ¡Y qué felices fuimos cuando éramos tú y yo! Pero te equivocaste, y me dejaste. Y ahora tiemblas, porque no eres feliz, pero tu error te ha condenado amargamente por ello. Pero, al menos, amor mío, hazlo. Grita que no eres feliz y deja de convencerte de lo contrario; que al menos la idiota que tienes entre tus brazos dormida tras un rato de pasión mientras lees esto, sepa que no vale lo suficiente para hacerte feliz, y que está malgastando su vida y la tuya. Pero no la dejes. No vuelvas a mí. Porque yo ya no te espero, y hace tiempo que dejé de quererte. Así que no la abandones, no te quedes solo y no la dejes sola. Porque, al fin y al cabo, la soledad es lo peor que viví cuando me dejaste. Y eso no se lo deseo a nadie. Ni siquiera a ella.
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Mis pensamientos
RandomMomentos en los que solo un papel y un boli te libran de la cruda realidad. Aquí algún que otro par de palabras salidas de mis pensamientos.