Cartas

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Y ahora, 15 años después de aquel día, me siento en tu cama y me pregunto por qué no fui capaz de salvarte. Por qué cuando tenías 10 años y viniste a mí a decirme que querías cortar con tu novio de hacía dos, no me lo tomé mejor y fui tan dura. Me pregunto por qué cuando te veía jugar de pequeña, no te advertí del daño que podías causarle a las personas, y que luego se volvería en tu contra. Por qué a los 14, cuando tu amiga de toda la vida se dejó, yo no estuve en TODOS los momentos, y me pregunto por qué a partir de encontes empecé a echártelo en cara.

Ahora 15 años después, y sentada en tu cama, me pregunto por qué no te quise mejor y por qué no te lo demostré. Por qué hemos tenido que llegar a esto y por qué no he conseguido salvarte.

Aquí, encima de tu colcha de princesas y rodeada por tus cosas, en una habitación que a penas había comenzado a hacer tuya, me pregunto por qué no te di menos y te demostré más. Por qué me limitaba a hacerme la dura contigo y no vi que te ibas, que te marchabas tú sola, y que yo no debía permitírtelo. Ahora, cuando ya no puedo hacer nada y todo está perdido, me pregunto qué pude hacer y por qué no lo hice.  Por qué dejé que te consumieses y me senté a esperar.

Hoy sólo te puedo decir que te quiero, y que me arrepiento de no habértelo dicho las veces suficientes como para evitar que hiciéses lo que has hecho. Me pregunto por qué te dejé sola, en todos los sentidos, y por qué lo hiciste, cariño. Por qué decidiste ahorcarte en el salón cuando yo no estaba; por qué decidiste escribir la carta que me lleva a mí a escribir esta; por qué me dejaste huérfana de hija. Todo esto me hace preguntarme por qué no fui mejor madre.

Mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora