Capítulo 1: "El Chico Espacial"

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LUCY 

Era una mañana tranquila en Isla Refugio. Estabamos en la panadería de los Morgan, el Abejorro de Miel. 

Joe y Cass Morgan, los dueños, se habían puesto en contacto con nosotros para solucionar su problema: unas tartas que desaparecen misteriosamente todas las noches, después de cerrar. Todo parecía indicar que se trataban de Gremlins; son conocidos por tener un apetito insaciable... pero no había rastro alguno de ellos. Y suelen ser bastante descuidados en ese aspecto. 

—¿Hace cuánto que pasa esto? —les pregunté, observando unas pequeñas huellas que manchaban el suelo. 

—Solo unos días —contestaron ellos casi al mismo tiempo. 

Volteé a ver a Henry. 

Los Gremlins no roban en el mismo lugar... Y las huellas son de una sola criatura, una de pies pequeños.  

—No son Gremlins —dijo Henry, acomodándose los lentes; eso lo hacía verse como un sabelotodo. 

—Sí, lo siento, lo descubrí yo primero. 

Henry solo me sonrió.

—No sé preocupen, buscaremos al ladrón y solucionaremos todo esto —les prometí, haciéndole una seña a Henry para que me siguiera a fuera, a donde continuaba el rastro de huellas; las cuales se extendían por varias casas más.  

—Quien quiera que sea, no es alguien muy listo —dijo Henry.

—No todas las criaturas son listas, Henry. 

Las huellas nos llevaron hasta el viejo depósito de chatarra y tras revisar entre la basura, encontramos a los culpables: era el molesto Niño Brujo de nuevo, junto con... otro de sus animales mágicos. Esta vez, era un mapache obeso. 

Nosotros le decíamos Niño Brujo, pero lo cierto es que nadie conoce su nombre. Lleva bastante tiempo siendo un rufián, nunca envejece; Henry dice que es como Peter Pan porque es pelirrojo, flota y usa ropa verde. 

—Tú de nuevo —le dijo Henry, frunciendo el entrecejo; ambos estabamos hartos de él, casi todo el verano se la había pasado molestando a las personas. 

—¡Ustedes de nuevo! —nos gritó, cargando a su mapache en brazos—. ¿No se cansan de traerme problemas, estupidos hechiceros?  

Siempre nos culpa de molestarlo. Pero es todo lo contrario. 

—Has estado robando a los Morgan. Eres un ladrón —le digo, con algo de fastidio en mi voz. 

El Niño Brujo me responde con un "pff" como los que hace todo el tiempo y mueve la cabeza para no verme.  

—Ustedes son unos estúpidos y no voy hasta su casa a decirles estúpidos —después se dirige a su mapache—. ¿Qué piensas al respecto, Biscuit? 

—Son estúpidos —responde el animal, con una voz idéntica al actor Sherlock. Sí ese. Henry y yo quedamos sorprendidos. 

—¿Puede hablar? —pregunta Henry. 

—¿Se llama Biscuit? —pregunto yo. 

El Niño Brujo voltea los ojos y suspira, enfadado. 

—Realmente son muy estúpidos —dice. 

—Bastante estúpidos —agrega el mapache.

Henry lo interrumpe. 

—Será mejor que devuelvas todo lo que robaste, pequeña rata. 

—¡No devolveremos nada! —grita, con su característica voz chillona de niño—. Biscuit y yo preparamos provisiones para el fin del mundo. Ustedes deberían hacer lo mismo, estupidos hechiceros. 

Simon y Lucy (en edición♡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora