Capítulo 18: "El Beyonder"

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KEROUAC 

Te hablo a tí. Una de las tantas voces que acosan mi mente.

No tengo idea de cuánto tiempo viaje sin descanso por el espacio. Pero se sintió como una eternidad. 

Descendí sobre un pequeño planeta artificial; la nave se había averiado por completo y el impacto sobre éste no ayudo mucho. Pero por suerte el mapache que me acompañaba y yo no habíamos sufrido daño alguno. 

Era extraño. Me sentía extraño desde aquella vez. Era ajeno a la persona que había estado en mi cuerpo los últimos años, el "Niño Brujo" o el "Vago Escarlata"; compartía sus memorias, pero yo no era él. 

Tampoco me sentía como el sujeto con el que soñaba. Ese Kerouac, Defensor de Talalunia. 

No tenía idea de que o quién era ahora; por momentos regresaba a ser el loco de siempre... Pero generalmente eran solo eso. Simples momentos.


Sabía que los iluminados estarían buscandome, así que reparar la nave no era una opción. Además de que no faltaba mucho para que mi rostro empezará a circular alrededor de toda la galaxia: "Un criminal potencialmente peligroso".

El planeta en el que me había encallado era uno artificial. Hasian se trataba del cascarón de un antiguo planeta orgánico destruido por la Corte Carmesí, por debajo se erguían las construcciones mecánicas. Era un sitio para forajidos, criminales, y de todo lo sucio e inmoral que existe en el sistema. 

A ese planeta llegaban naves a cada hora. Probablemente para reabastecerse de combustible.

Al llegar lo primero que quise hacer fue cambiar los viejos harapos que el otro yo vestía. Tal vez él no tenía muy desarrollado el olfato, pero yo sí, y no me gustaba para nada. Solo tenía que encontrar algo de ropa y eso no era una tarea sencilla en un planeta lleno de alienígenas armados, dispuestos a pegarme un tiro si me acercaba demasiado. Tampoco tenía dinero. 

No quería hacerlo, pero no tenía opción; el otro yo me convenció de usar al mapache, al que llamó como Biscuit, para que robara algo de ropa para mí.

Yo lo esperé en un callejón, el animal tardó solo unos minutos antes de regresar a mí; primero con unos pantalones, después con una camiseta de cuatro mangas... 

—Solo tengo dos brazos...

Biscuit desapareció otros cuantos minutos más y volvió con una camisa para seres como yo.

—¿De donde sacaste todo esto, eh? 

Realmente no quiero saberlo. Me siento afortunado de que me responda encogiéndose de hombros.


La única forma de salir del planeta es conseguir otra nave. Y aunque hago una lucha interna para no robar más; más que nada porque no tengo intenciones de llamar la atención en un sitio como este, que debe de estar lleno de cazarrecompensas que no dudarán en capturarme para cobrar lo que sea que valga mi cabeza ahora. 

Podría construir una... o tratar de conseguir dinero para comprarla.

—¿Qué opinas tú, Biscuit? 

—Mátalos a todos —exclama. 

Entendí que pedirle consejos a un mapache que habla no era nada sabio.


Horas más tarde sucede lo que ya presentía; por todos lados de Hasian comienzan a aparecer imágenes holográficas de mi rostro. Ya se ofrece una recompensa muy alta por capturarme. Y todo se complica porque no hay muchos seres que se parezcan relativamente en algo a mi especie; y soy el único alienígena de frondoso cabello rojizo, y el único sujeto que lleva un mapache de acompañante... Todo va en contra de mí ahora.

Simon y Lucy (en edición♡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora