Capítulo 4: "Investigaciones Snow"

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Aún parecía ayer cuando mi padre me llevaba a pasear por Green Park en las frías mañanas. 

Aún parecía ayer cuando mi madre me peinaba para ir a la escuela. 

Y ahora estaba aquí, mirando como enterraban sus ataúdes.   

Mi padre había crecido fascinado por las historias que le contaba mi abuelo. Y no era para menos. Mi abuelo estuvo presente en la Batalla de Isla Refugio hace ya tantos años, tenía tanto que contar siempre.

Yo, desde luego, no logré conocerlo, pero mi padre me había contado tanto sobre él. Ambos (mi padre y mi abuelo) habían formado un pequeño grupo de investigadores quienes se dedicaban sin descanso a estudiar e investigar (obviamente) todo lo extraño que sucedía en el planeta. Con la revelación de la existencia de seres interdimensionales malvados en Isla Refugio, había mucha gente que creía que ese había sido el primer paso para entender al universo. Las respuestas se encontraban allá afuera. Nuestro planeta no era más que sólo una pieza dentro de un universo mayor. Y con esa idea nació "Investigaciones Snow" . 

Cuando mi abuelo murió el grupo se debilitó. Pues no habían llegado a nada. Sus miembros empezaban a cuestionar las historias del abuelo. Y así, al final solo quedó mi padre y una mujer quien más tarde sería mi madre. 

Trás años de descubrimientos que jamás hicieron públicos, críticas por parte de sus respectivas familias y la burla de la sociedad, ambos estaban aquí, enterrados bajo tierra, llevándose todos sus conocimientos con ellos. 

Descansen en paz, Josey y Mary Snow.


Mis padres siempre fuerón las ovejas negras de la familia, junto con mi abuelo. Todos querían que mi padre usara su mente brillante para volver más rica a la familia. Todos querían que mi padre dejara una gran descendencia para que los Snow perdurarán, pero solo me tuvo a mí. 

Y conmigo siendo estéril, una rama del gran árbol Snow había sido condenada a morir. 

—¿Qué sigue ahora? —me dijo Joy, tomándome de la mano para arrastrarme al presente. El "¿Qué sigue ahora? " era una frase que mis padres se decían mucho al investigar. Escucharla decir eso dibujó una leve sonrisa en mi rostro.  

Hubo un largo silencio antes de contestarle: 

—No lo sé —me quedé pensando mis palabras—. Quizá aquí termina todo. El fin del camino. 

Me dedicó una mirada severa.

—No digas eso. 

—¿Qué esperas que diga? —la lluvia, el cielo gris, y la situación volvían mis palabras mucho más vacías y antipaticas.  

—Tenemos que seguir esto —me replicó, apretando su mano empapada contra la mía—. ¿Dejarás que Investigaciones Snow muera? 

Ella desde niños había sido así conmigo. Mientras yo vagaba por ahí, siendo un niño callado y sin ganas de hacer nada más que leer, solo en mi habitación, ella estaba para arrastrarme a todos lados. Como sus padres trabajan con los míos Joy podía pasearse por la casa con toda seguridad.  

La primera vez que hablamos, ella tocó a la puerta. Nunca antes la había visto. Tampoco había estado cerca de una chica antes; en la escuela siempre estaba solo. Joy, en ese momento, era una niña bastante bajita, tenía el cabello suelto, rubio bastante claro y ojos castaños. Siempre me pareció linda...  

Por lo general pasaba a invitarme a salir afuera, en los jardines. Pero yo siempre me negaba. Sin embargo, un día me dijo:

—Bien, si no quieres salir, yo entraré —y así fueron los siguientes días, ella se metía a mi cuarto y fingía que quería estar ahí. Siempre le disgustó que no tuviera ni un solo juguete. Mi cuarto no tenía nada más que estanterías de libros. Y pilas de libros. Y libros bajo la cama. Y... mejor no sigo. 

Simon y Lucy (en edición♡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora