Capítulo 5: "La Venganza del Niño Brujo"

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LUCY

Desde luego, no le conté a mis padres lo que había sucedido ayer. Se supone que estoy obligada a decirles todo lo que ocurra, pero no iba a hacerlo. ¿Por qué? Porque quería arreglármelas yo sola... junto con Henry y, tal vez Simon. 

Desgraciadamente, esa mañana no pudimos hacer nada. La Casa del Tercer Ojo había desaparecido, casi por arte de magia. En su lugar se encontraba un espacio vacío, un cuadrado perfecto de nada. Que conveniente. 

Sin ninguna otra alternativa, tuve que darme por vencida. Esos sujetos habían conseguido borrarse literalmente del mapa; Henry tenía que ir a su trabajo, en la playa, como salvavidas. Antes solía quedarme ahí con él para ayudarlo. Una vez un monstruo marino rondaba por ahí, aterrorizando a las personas. Rondaba. Yo me encargué de él. 

—¿Vienes? —me preguntó, pero le negué con la cabeza. 

—No estoy de humor. Solo quiero descansar.

—Deberías hacerlo —dijo, al momento de que echaba a andar el auto. Le habría pedido que me llevará hasta Monte Dragón, pero no quería molestarlo (es un viaje algo largo) y así tenía tiempo para estar sola, caminando. 

Y ahí iba, con la cabeza baja, merodeando por el bosque, pisando hojas secas y pateando las piñas de los pinos. 

—¿Lucy? —dijo una voz entre los arbustos a mi espalda, me volví, con la mano lista para sacar mi espada del bolso. Pero cuando miré de quien se trataba me relaje. 

Era Finn. Finn el deerian. Los deerian son criaturas del bosque con la cabeza, los brazos y el torso de un humano común y el cuerpo, las patas y las astas de un venado. Aunque igual sus narices son ligeramente parecidas a las de un venado. 

Isla Refugio tiene muchos bosques, pero los cuatro bosques más grandes y extensos pertenecen a cuatro razas mágicas distintas; Los gigantes, los lobos triopes, los vampiros y, por supuesto, los deerian. 

—Que bien que eres tú —dijo, aliviado. Se acercó—. Necesito tu ayuda. 

Nos conocimos cuando Pavel y yo ayudamos a su especie con un problema con los leprechaun que habitan cerca de sus bosques.

—¿Qué necesitas? —realmente haría cualquier cosa por él o su especie, ellos nos ayudaron en nuestra guerra en contra de Jack Riddle y los Señores del Caos. Oficialmente los magos los vemos como aliados. 

Respiró hondo, parecía agotado. No sé cuánto corrió para encontrarme. 

—Es el Niño Brujo —hizo otra pausa—. Está... Está reuniendo a los lobos triopes. 

—¡¿Qué?!

 —Trata de convencerlos... Habló de tomar Isla Refugio y apoderarse de todos los bosques... Destruir Monte Dragón... Y... bueno, más locuras. 

Desgraciado. 

El Niño Brujo puede estar loco y desquiciado, pero es bastante inteligente. Tanto como para aprovecharse de los lobos triopes, que harían cualquier cosa si se les prometen más bosques... Lo cual podría causar una guerra entre las cuatro razas. Y eso es malo. Muy malo.

—Vamos —me dijo, subiéndome a su lomo—. Tenemos que detenerlo antes de que los convenza.

Por un momento pensé hablar con mis padres... pero no había tiempo y, si lo hacía, decidirán encargarse del asunto ellos solos. No confían en mí para hacer algo como eso, ellos creen que solo soy buena peleandome con las criaturas malvadas. Como si solo me gustara pelear... aunque sí es divertido.

Simon y Lucy (en edición♡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora