Capítulo 30: Transformaciones

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Me encontraba sentada junto a Ron, esperando que la profesora Mcgonagall llegara para dar su clase. Detrás de mí se encontraba Hermione junto a Harry. Los cuatro habíamos llegado temprano al aula, por lo que Hermione propuso que hagamos un cambio de lugares si queríamos que Ron apruebe esta materia en sus Timos.

—Buenos días —saludó la profesora, entrando por la puerta principal del aula, que se cerró gracias a su movimiento con la varita. Sin mirar atrás, Minerva se posicionó frente a la clase y escribió con su varita "parte práctica". Sin darse vuelta, se dirigió a su escritorio.

—¿Qué crees que signifique eso? —me susurró Ron al oído, golpeándome levemente la mano para llamar mi atención y señalar el pizarrón. Al contacto con su golpe, mi mano comenzó a arder de nuevo. No es su culpa, el no sabía nada pero aún así me dolía bastante. Suprimí un gemido de dolor y suspiré.

—Pues, la clase se llama así —dije algo obvia —. Y, todo lo que hacemos son transformaciones aquí.

—Bueno, si, tienes razón —admitió Ron y siguió mirando curioso la pizarra, casi con un mal presentimiento.

—Muy bien, ahora sí —dijo la profesora girándose para observar a toda la clase, junto sus manos que fueron rápidamente tapadas por las largas mangas de su túnica. Alzó un poco la cabeza al mirarnos y su sombrero picudo cayó un poco hacia atrás —. Hoy veremos transformaciones o transfiguraciones en sujetos de prueba, es decir, ustedes mismos.  

—¿Y qué tal si algo sale mal y nos quedamos así para siempre, profesora? —dijo Lavender hablando luego de levantar su mano. Minerva se extraño por esa actitud, arrugando un poco el entrecejo, pero no dijo nada sobre eso.

—No sucederá, porque estaré yo ayudándolos para que no hieran a sus compañeros. Bien, por favor armen una fila por aquí —dijo extendiendo su brazo en la parte libre del salón que no tenía sillas. Todos nos pusimos de pie algo dudosos y formamos dos filas.  En una estábamos todos los de Gryffindor, y en otra todos los de Slytherin.

—Bueno, tengo un poco de miedo que Seamus tenga que hacérmelo a mi, luce furioso —me susurró Harry, quien se posicionó detrás de mi.

—Harry, repite esa frase de nuevo en tu cabeza —le dijo Ron, que a pesar de estar delante de mí, escuchó lo que Harry dijo. Él río y negó con la cabeza

—Tengo que elegir mejor mis palabras, a ti no se te escapa ninguna —me respondió Harry. Yo le sonreí de regreso.

—Seamus siempre está furioso, el año pasado fue por culpa de ella y Malfoy —nos dijo Ron girando en nuestra dirección.

—Bien, entonces haremos así. Venga por favor señorita Parkinson y usted, Señorita Brown —las llamó Minerva. Hubo un silencio incómodo y pronto las serpientes comenzaron a darle ánimos a Pansy. Yo me asomé por el hombro de Ron en la fila y observé lo que sucedía.

—Señorita Brown, usted empezará. Para hacer desaparecer a la señorita Parkinson, ponga su varita así —dijo y Minerva le dió el ejemplo. Apuntó su varita tomada por sus largos dedos hacia Pansy, mostrando como ella debía copiar sus movimientos.

Lavander la imitó sin lanzar ningún hechizo y le dijo que estaba lista. La profesora se alejó unos pasos y volvió a hablar:

—Ahora di: Evanesco —le dijo ella. Lavander la miro y finalmente apunto a Pansy.

—¡Evanesco! —dijo moviendo la varita como la profesora le había indicado, pero nada había sucedido. Pansy había cerrado los ojos por inercia y finalmente los abrió al darse cuenta que nada había sucedido. Ella sonrió con malicia y se volvió para mirar a sus compañeros de casa que reían en voz alta. A pesar de que Lavander no me caía bien, no me parecía dejar a los idiotas de Slytherin reírse de ella.

Outsider - Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora