Capítulo 35: Brigada Inquisitorial

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La habitación de los chicos estaba silenciosa, así que con mucho cuidado de no tropezarme con la ropa tirada de Ron me acerqué hacia la cama de Harry. Un ronquido fuerte proveniente de la cama de Ron me hizo mirar hacia atrás muy rápidamente, me quedé completamente quieta por unos segundos, y finalmente comprobé que Ron seguía dormido. Me senté en los pies de la cama de Harry, teniendo cuidado de no aplastarle nada, y me acerqué hacia él.

—Harry —susurré. Harry no se movió, y soltó un leve ronquido. Miré hacia atrás, Seamus, Dean y Neville seguían dormidos así que volví a tomar a Harry por los hombros y a sacudirlo.

—¿Qué demonios? —maldice despertándose. Tomó rápidamente sus gafas de la cómoda que tenía a su derecha y se sentó en su cama —. ¿Ava? ¿Qué haces aquí?

—Harry, ¿Yo soy tu mejor amiga, verdad? —pregunté. No sabía cómo pedírselo, y haberlo despertado para ver a su enemigo desde los once años era suficientemente malo.

—Son casi la una de la mañana, Ava, ¿No crees que sería mejor hablar sobre nuestra amistad mañana? —me respondió mientras se volvía a tapar hasta el cuello con su cobertor —. Si alguien descubre que estás aquí van a castigarte.

Me levanté de los pies de su cama y me acerqué a él —¿Me podrías prestar tu capa? Por favor, prometo dejarla perfumada y limpia.

—¿Mi capa? —respondió abriendo un solo ojo. Yo asentí con mi cabeza —. ¿Qué harás a esta hora? ¿Acaso te verás con Malfoy?

—Si, vamos es culpa de tus clases que no lo vea seguido. Ni siquiera fui a cenar hoy y por eso se preocupó —respondí defendiendome. Harry soltó un bufido estirando un poco los brazos y finalmente asintió.

—Bien, esta en mi baúl, pero luego me la limpias, ¿Me oíste Dementy?

—¡Gracias! Eres el mejor Harry —le respondí tratando de no hablar muy alto. Me acerqué al baúl que tenía las iniciales del nombre de mi amigo. Abrí la tapa muy lentamente, la cual soltó un chirrido.

—Si si, como sea —respondió. A los pocos minutos en que buscaba la capa de invisibilidad, Harry comenzó a roncar nuevamente. Me apresuré a tomar la capa, enredarla en mi cuerpo y bajar nuevamente a la sala común.

Caminé despacio por entre los sillones y los libros que habían quedado tirados en la sala. La chimenea estaba ya apagada, por lo cual mordí mi lengua para no maldecir al chocar mi pie con uno de los bancos que estaba en la sala. Al tener la capa envuelta, no tenía mucho lugar en mis manos para cargar una vela e iluminarme.

Me acerqué finalmente hacia el retrato de la Dama Gorda.

—Mhm,  ¿Hola? —dije, pero ella seguía dormida —. Disculpe señora, necesito un favor.

—Yo no puedo creerlo. Me despiertan a esta hora, ¿dónde ha quedado el respeto? —me habló la Dama gorda sin dejarme salir.

—¿Has estado enamorada alguna vez? —pregunté. Tal vez así podría convencerla de dejarme ir.

—¡Amor! He estado enamorada una sola vez en mi vida y me rompieron el corazón... Eso... Eso me inspiró una canción.

—Bueno, hay un chico enamorado de mi. Sí no me dejas salir, le romperé el corazón a él.

—Estaba enamorada de Sir Daniel de Francia, él era el hombre de mi vida. Quería casarme, tener hijos, ¿Un montón de niños? Eso no querían los hombres —siguió contándome, sin escuchar lo que yo le había dicho.

—¿Y lo dejaste? —le pregunté, tal vez si mostraba un poco de interés me lo diría. La dama gorda me miró algo triste y se levanto de su silla con mucha dificultad, acercándose tanto que el cuadro entero mostraba solo su rostro.

Outsider - Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora