Capítulo 8: El elegido

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La época de tormentas duraría más de lo que mi cabello podía soportar, y a pesar de que los días soleados ya habían desaparecido, se podía sentir un aire pesado en el castillo durante toda la semana.

Draco y yo no nos hablábamos hacía más de siete días desde aquella pelea en el puente, y no solo porque no había ido a buscarlo, sino porque cuando tomé valor para pedirle perdón andaba con Astoria Greengras para todos lados. 

Las horas de Pociones si alguna vez habían sido soportables, ahora eran interminables, horribles y quería morirme ahí mismo. Creí que el haría que nos cambien de asiento, pero tenía que seguir viéndolo y trabajar juntos durante esas clases. Por supuesto que las Pociones las hacía casi todas él, porque apenas me dejaba ver del pergamino de los ingredientes.

—Yo opino que no se lo ve feliz —me dice Hermione a mi lado, comiendo un poco del puré de su cena —, parece algo triste y distraído. Él casi solía alcanzarme en las notas de clases y ahora pues... me dejó sin competencia.

—Pues yo opino que es un hijo de... —había comenzado a hablar el chico de lentes, con los puños apretados y los nudillos blancos.

—¡Harry! —lo interrumpí —, si McGonagall llegara a oírte te mataría por hablar así frente a los "colegios prestigiosos". Sólo olvídalo Harry, fue una tonta si creí que funcionaría, es solo mi culpa —le digo, con un tono amargo. Realmente era estresante estar ocupada de Draco, de ver qué hacia con Astoria y luego de detener a mi amigo cada vez que quería darle una paliza para "defender mi honor" según el había dicho.

—No, tú no tienes la culpa de nada —me defendió Harry, mirando hacia la mesa de Slytherin —. Él se enojó por algo absurdo y antes de que quieras disculparte aparece con Astoria como un trofeo. Es un idiota.

—Es un cobarde —respondió Hermione a modo de recordatorio, ahora con su vista fija en otra de las mesas.

—Ron está pasando mucho tiempo con Seamus —dije mientras mi mirada se dirigía a la otra punta de la mesa de Gryffindor, para cambiar de tema. El pelirrojo siempre encontraba a una distancia considerable de dónde siempre nos sentamos en el comedor. Se encuentra hablando con Seamus, Dean y Neville sobre temas que no podría escuchar a esta distancia. Sin embargo, se lo veía animado.

—Cuando estoy contigo prefiere quedarse en otro lado —respondió Harry, intentando de no darle mucha importancia —.Ava, ¿no has intentado hablar con ese gusano? —vuelve a decir.

—¿Qué tengo, lepra? Ron ya está colmando mi paciencia —bufé, hundiendo mi cabeza en ambas manos —. No, no lo hice, pero eso me hace sentir mal. ¿Y si piensa que no me importa? Se siente raro, porque sí me importa.

—Bueno, pero no es excusa para hacer eso. Él vió lo furiosa que te pusiste cuando te enteraste de ese "compromiso" —interviene Hermione haciendo énfasis a las comillas con sus dedos, ante la palabra que unía a Draco y Astoria. Todavía me parecía sorprendente que sucedan los matrimonios arreglados, puesto que mi crianza fue en un barrio muggle moderno en el cual esas cosas habían terminado hacía siglos. Al menos en la cultura donde mis padres me criaron, lo que agradecía infinitamente.

—¿Qué te sorprende? Es un Malfoy, y siento la necesidad de averiguar qué trama —añade Harry pensativo.

—Harry... No irás a beber poción multijugos para convertirte en uno de los gorilas, ¿verdad? —le dije riendo, recordando en segundo año, cuando nos tomamos esa poción para espiar a Draco porque pensábamos que él era el heredero de Slytherin. Yo tuve que tomar la poción para convertirme en Pansy. Si algún día vuelvo a hablar con Draco, debo contarle esto en algún momento.

—Hazlo lejos de mí, no quiero lucir como un gato de nuevo —bromeó Hermione, lo cual no era muy común.

—Oh, alguien está de buen humor.  ¿Alguien especial? —digo, y sus mejillas se encendieron en un color rosado.

Outsider - Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora