Segunda parte de la Bilogía "Jamás"
Ha pasado casi un año después que Vila volvió a sentirse viva y plenamente feliz, después de que su vida cambió y dejó atrás el pasado que tanto la marcó, la atormentaba y hacia sus días un infierno, ahora tiene...
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"No hay peor enemigo que el que desconoces, pero te conoce"
—Lo siento Zab. Las cosas se están saliendo de control...
—¡Eso ya lo sé, maldita sea! ¡¿No parece que lo hago?! —grito tirando la nota al escritorio que utilizo diariamente. Paso mis manos frustrado por mi rostro y luego por mi cabello —Perdón, Leo —me disculpo —Ésto no es tu culpa —digo al darme cuenta que estoy perdiendo los papeles por todo lo que está sucediendo.
—No te preocupes hombre —dice dandome una palmada en la espalda —Entiendo como te sientas al respecto.
—No creo que lo sepas —apunto y él siente.
Nos quedamos en silencio unos segundos, mientras me dedico a asimilar la situación una y otra vez.
Han hackeado mi computadora de servicios tres veces en los que han sido dos putas semana ¡Dos putas semanas! Eso ha sido excesivo. Quien sea que quiera joderme martirizado mi maldita cabeza, lo está consiguiendo. No se han detenido y es frustrante no saber quién puede burlar un sistema de seguridad como el de un departamento de investigación del FBI y ahora, ¿Un maldito anónimo?
—¿Crees que sea la mismas personas Zabdiel? —Leo interrumpe el silencio.
—No lo sé, Leo. Pero algo tengo por seguro: Si son dos personas me enfrento a dos enemigo muy inteligentes que no conozco, pero si me conocen o al menos el que envió ese anónimo —señalo el papel —Y si es una sola persona es mucho peor y no sé en qué pie estoy parado.
—¿Y Zab... —levanto mi cabeza —¿Haz hablado con Vila de todo ésto?
Miro el papel entre mis manos y muevo mi cabeza en una negativa. Solo unos segundo después escucho un suspiro.
Desde hace unas semanas cuando ésto comenzó a pasar he visto las interrogantes en la mirada de Vila y sé que han habido momento en los que ha estado a punto de preguntarme si todo está bien, pero me he hecho experto en evitar hablar con ella de cualquier tema relacionado al trabajo.
He notado que le ha dolido mi actitud Cómo cuando cancele nuestra cena dos veces porque ese mismo día había Sido la segunda vez que hackearon mi computadora.
—Deberías hablar con ella —dice en tono preocupado mirándome a los ojos.
—Es complicado —afirmo apartando la vista y mirando el reloj en la pared, entonces salgo de la silla—Tengo que irme —me apresuro a decir.
—Sí. Yo también.
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