C A P I T U L O 20

1.7K 128 8
                                    

Nunca pensé que podría volver a experimentar ese inmenso deseo de huir, escapar y desaparecer de la faz de la tierra, pensé que eso ya era una historia guardada en un cajón, pero no podía quedarme ahí. Desde el instante que desperté en esa habitación de hospital frente al hombre que amo con mi vida, nada a podido calmar el frenético latido de mi corazón, el dolor ferviente en mi pecho y mucho menos opacar las imágenes en mi cabeza, esas que quisiera borrar, pero no hay medicina que cure lo que siento, lo sé.

No podía soportar un segundo más ahí, dentro de esa habitación, hasta que el doctor llegó a checarme.

Me tuve que contener todo lo que pude para no dar respingos cada vez que me tocó, cada vez que se acercó o simplemente habló aunque lo único que en realidad escuché fueron sus últimas palabras —Puede ir a casa, señora Miller.

Cerré mis ojos cuando lo escuché decirme el apellido de Zab, lo que me recordaba que el hombre que estaba ahí afuera esperando por mí es mi esposo, el hombre que pasó toda la noche ahí a pesar de que me negué rotundamente a que volviera entrar conmigo, el que estuvo silenciosamente detrás de esa puerta
y tambien el mismo por quién acepté todo lo que hice que no fué más que un error tras otro.

El doctor esperó cualquier respuesta de mi parte después de todas sus palabras, pero al pasar los segundos y no recibir ninguna se dió por vencido y se dirigió a la puerta. La misma por donde habían salido los inspectores de la policía unos minutos antes a quienes no tenía nada que decirles tampoco. Sabía que nunca podría decir todo lo que pasó en ese lugar, que no tenía las agallas para declarar el infierno que viví y eso a Zab le dolería mucho, pero no iba a hacerlo.

¿Cómo puedo describir el rostro de eso hombre si solo quiero borrarlo de mi cabeza? ¿cómo puedo explicar cada detalle de lo que pasó sin volverme loca del dolor? Y simplemente, ¿como decir que todo fué decición mía porque estaba dispuesta a todo por el hombre que amo, el mismo que me mintió.
Entonces desde el momento que el doctor dió la espalda y salió de la habitación decidí que lo mejor era irme antes que Zab fuera por mí. Me vestí rápidamente con lo primero que encontré que no fué más que unos vaqueros gastados y una blusa negra de manga larga que Zoe había traído para mí cuando me dieran el alta, cosa que estaba pasando en ese instante y de seguro el doctor estaba informándole a Zab, pero en el momento que decidiera ir por mí, ya sería muy tarde. Estaré lejos, pero necesitaba salir de ahí. Así que tomé  valor y sin que nadie me viera salí del hospital, evitando a toda costa la salida principal, sabiendo que Zab estaría ahí afuera, pero para lo que menos tenía ni tengo valor es para enfrentarme a él otra vez, no podía y antes de que pudiera pensarlo ya había tomado la decisión.

—¿Se encuentra bien, señorita?
—me pregunta el taxista de repente, su voz ronca y áspera logrando asustarme, pero me tranquilizo mirando mis manos pálidas y un poco marcadas, marcas que al ver me obligan a mirar hacia la ventanilla solo para huir de mí misma y mis cicatrices. Esas cicatrices que ví mientras me vestía y no provocaron en mí nada más que nauseas y asco.

—Estoy bien —respondo y cuando vuelvo mi rostro nuevamente puedo ver en el suyo a través del retrovisor que no está convencido con mi respuesta, lo he encontrado mirándome varias veces, pero estoy tan pálida que no dudo que esté confrontado y arrepentido de haberme recogido frente al hospital, aún cuando no sabe ha sido mi salvación que estuviera ahí, sin embargo a pesar de lo que sea que esté pensando de mí sigue conduciendo tranquilamente, maniobrando entre los coches y llevándome lejos de Zab.

Nunca pensé hacer ésto, nunca pensé que podía huir de Zab, tampoco lo había hecho exepto del día que me enteré que había tenido que matar un hombre para protegerse así mismo y a Calvin. Yo no entendía nada, ni sabía en las verdaderas cosas en las que se metía, solo pensé que otra vez estaba haciendo lo incorrecto y decidí huir de él porque no podía aceptarme cometer otro error como el que había cometido con Jack, pero ahora estoy huyendo de él como si fuera a hacerme daño, como si fuera lo único que puedo hacer, aún cuando no es lo que quiero, pero enfrentarme a él es como revivir cada palabra en mi cabeza y un motivo más para sentirme perdida y odiarlo.

Jamás Te Soltaré #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora