C A P I T U L O 26

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Salgo del coche y me dirijo al hospital central, donde me espera Leo

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Salgo del coche y me dirijo al hospital central, donde me espera Leo.

Solo han pasado unos minutos después de que salí del departamento de Calvin, unos minutos después de escuchar a Vila y unos minutos desde que aprendí a odiarme un poco más.

No pude quedarme ahí.

No podía con todo eso.

No podía con sus lágrimas, sus palabras, su expresión vacía, su coraje y su desesperación. Solo quería arrancarme las fuerzas, el alma y el corazón para dárselo sí eso le pusiera devolver un poco de paz. Un poco de la paz que le robé. Vila solo se estaba derrumbando una vez más frente a mí y yo estaba ahí a punto de colapsar. Cada instante es un tanto más difícil y me lleva un poco más al borde y no sé exactamente si me estaba pidiendo una alternativa, pero es demasiado. El verla y no poder tocarla, tenerla y no tenerla, escucharla y no sentirla, al menos no del mismo modo que antes y sobretodo ser testigo de cómo todo ésto la apaga cada día un poco más y sentirla cada vez más lejos de mí, fortaleciendo una barrera que odio, cómo sí tuviera miedo a permitirme ayudarla y justo por esas razones no sé si enojarme o aguantar un poco más, sin embargo ésto supera todo, ¡y no sé! no puedo descifrar exactamente lo que sentí al momento en que me ha dicho que esas palabras que hicieron un poco más pequeñas mis probabilidad de recuperarnos de todo ésto.

—Estoy embarazada...

Su confesión creó un inmediato sabor amargo y en ese momento pedí silenciosamente al cielo estar en una pesadilla, que todo esto sea solo un sueño, un maldito sueño y al despertarme ella estuviera en mis brazos, segura, feliz, completa o solo sonriéndome, pero no es así. No tan destrozada.

Un hijo.

¡Maldita sea!

¿Por qué dejaste de tomar esas pastillas, Vila? ¿por que fuiste tan tonta? ...y para esas preguntas solo hay una respuesta.

Yo no le advertí, yo no hice nada...

Un niño que no es mío.

Un hijo de alguien que ahora odio más de lo que alguna vez odié. Un enemigo que juro a cruzado todos los límites porque se metió con mi familia, con mi chica, lo que más amo en el mundo y que ahora está pasando por ésto.

Vila está esperando un hijo de ese maldito infeliz.

Trago el nudo en mi garganta, mi coraje y mi deseos de derrumbarme y tomo mi rol de jefe al mando cuando veo a Leo acercarse a mí con pasos rápidos.

Leo me llamó justamente mientras salía del edificio y me pidió que viniera aquí, me dijo que es importante y por eso ahora estoy caminando por el pasillo de un deprimente hospital. Y no sé si estoy aquí por escapar de mi realidad o para escapar de mí mismo.

—Zabdiel...

—¿Qué pasa leo? Cómo va todo? —es lo primero que digo tratando de no mostrarme ansioso y a punto de explotar, pero las siguientes palabras que salen de su boca no ayudan.

Jamás Te Soltaré #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora