Jamás Te Soltaré #2

C A P I T U L O 18

Escucho el sonido seco de la puerta del coche de Calvin al cerrarse detrás de mí, pero no me detengo al ver el lugar frente a mí, fue difícil, muy difícil atar cabos y llegar hasta aquí, pero no imposible, a pesar de que a cada segundo la desesperación me ha vuelto un poco más loco porque cada vez que he pensado en ella se me ha venido el mundo entero arriba mientras todo este tiempo ruego por dentro que no haya pasado nada, que esté bien y es que si le han hecho daño...

Mi pulso palpita errático y me detengo tomando mi arma y siguiendo al equipo de policía que dan órdenes frente a nosotros, aunque si fuera por mí ya estaría adentro, sin importar nada más.

Es un edificio en construcción el cual aún no posee más de cinco pisos y pido a todos los santos que esta búsqueda no sea tan larga porque necesito verla, necesito encontrarla.

Los policías comienzan a esparcirse por la zona, deteniéndose en cada punto y asegurándose de la seguridad de nuestros hombres, mientras yo estoy desesperado y cuando dan la señal de que el lugar está despejado y que no hay nadie más, mi esperanza flaquea, pero no me detengo buscando por cada rincón, por cada habitación vacía, cada lugar oculto que me lleve a una señal o una pista de que siquiera estuvo aquí, porque ese maldito video lo tomaron de éste asqueroso lugar, ¡Lo hicieron! Estaban aquí. Ella estaba aquí.

Mis hombros caen hundiéndose en ese abismo negro que se abre ante la posibilidad de no ver a mi chica, pero mis ojos se abren y me encuentro con una esperanza cuando veo que Calvin reacciona a unas escaleras que conducen hacia abajo en lo que parece un sótano y voy detrás de él sintiendo que hay otra opción, mi corazón desbocado al ver el inmenso lugar bajo el edificio, entonces no dudo ni un segundo y corro, corro como un loco por todo el pasillo rústico derivando todas las putas puerta que aparecen ante mí, pareciéndome el lugar como una maldita cárcel, pero cada vez que tiro de una puerta siento como si mi corazón se detiene y no sé si es por la incertidumbre de poder encontrarla tirada y no sé qué más al otro lado de unos de estos oxidados hierros o por el simple hecho de no hallarla y seguir buscándola con esta desesperación reventando mis venas.

Nena, ¿Dónde diablos estás?

Todos se mueven por el lugar buscando como si de una aguja en un pajar se tratara y me pregunto a punto de desplomarme si en verdad habrán jugado conmigo, porque sería una jugada maestra el verme sin ella un segundo más

Entonces...

—¡Aquí, aquí, está aquí! —es lo único que escucho y por un momento siento paralizarme, pero al instante que me doy cuenta de lo que estoy haciendo corro, corro y llego trás una puerta, pero rápidamente soy deteniendo por varias manos. El cuerpo de Calvin me impide ver a mi chica y forcejeo con Leo y los demás chicos para que me dejen pasar, pero no me lo permiten. Solo logro ver una de sus manos contra el suelo, sin ningún tipo de movimiento, permaneciendo ahí, matándome por dentro sin poder llegar hasta ella y sin darme una señal de que he llegado a tiempo. Es como si el mundo bajo mis pies se tambaleara por no sé cuánto tiempo y todo se vuelve un zumbido, donde ni siquiera soy consciente si respiro y no me importa si mi corazón late o no, si estoy durmiendo o despierto, solo quisiera que no esté pasando ésto, que Vila no esté aquí, que esté entre mis brazos, lejos de este lugar.

En éste momento preferiría haberle contado todo aunque me hubiera gritado, me hubiera dicho que soy un mentiroso. Preferiría verla mirarme con rabia y enojo y no que le hayan hecho ésto. Secuestrarla y someterla a un infierno en éste lugar, pero cuando logro salir del agarre de los chicos me abro paso viendo a mí chica ahí tirada. Caigo de rodillas junto a ella y la arraigo hacia mi pecho, tomándola con delicadeza, pero con ansias y acariciando su rostro, sus mejillas, sus manos y cabeza manchadas de sangre.