C A P I T U L O 25

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Zoe ha sido insistente desde que le hablé de mi embarazo, y por más que me he negado ha pasado todo el día intentando contactar a Zab, dice que es muy importante que le diga ésto, que él tiene derecho a saberlo, y que no es justo que lo oculte, pero al parecer Zab está ocupado, por lo que Zoe no ha dado con él, y no sé si eso sea bueno o malo, pero me ha dado un poco de tiempo para pensar en como podré decirle ésto sin lastimarlo.

Por otro lado aún estoy confundida y no lo acepto. Aún estoy en trance porque no era  lo que yo quería, no de ésta manera, y lo peor de todo es que sé que si no hubiera dejado de tomar las píldoras esto no hubiera pasado. Tal vez si yo hubiera hablado del tema con Zab las cosas no se hubieran salido de control, aunque no me dijera la verdad, de algún modo me detendría de hacerlo, pero solo ahora me doy cuenta de cuan lejos me ha llevado mi apresurada decisión.

¡Un hijo es todo lo que desee, cielos!
Aún así no logro sentir ni un poco de emoción, sino que es todo lo contrario, solo con pensarlo me siento atrapada, ¡y es que es un hijo del hombre que me humilló de la peor forma!, abusó de mí con alguna intensión y es lo que duele más. Tal vez su intensión solo era golpear a Zab en su ego y para ello yo fuí buena elección. Esa es una de las razones por la que se me hace tan difícil decir todo lo que pasó. Destrozaría a Zab saber que llegué tan mejor por él.

Siento mis lágrimas calientes bajando por mis mejillas y mis ojos permanecen cerrados, pero me sobresalto cuando escucho la voz  de Zoe pareciéndome enojada.

—¿Dónde estabas tú, Zab? ¡te he llamado todo el día!

—Estaba atareado, Zoe, pero cuando ví todas las llamadas perdidas vine de inmediato —escucho a Zab y el sueño que pedía a gritos me invadiera se va inmediatamente. No sé por cuánto tiempo he dormido hoy, siquiera sé si en verdad he dormido —¿Dónde está?¿Qué pasa? —sé perfectamente que se refiere a mí y no sé qué Zoe le haya dicho.

—En serio necesitan hablar, es algo muy delicado, pero por favor deja esa pistola antes de entrar con ella —Zoe debe conocer mi pavor a las armas.

—¿Qué pasa Zoe?, ¡dímelo de una vez!

—¡No creo que pueda hacer eso, cálmate! Ella es tu esposa, con ella debes hablar.

—¡No me puedo calmar si ella está mal! —Zab habla y por su tono sé que las cosas no serán nada fáciles para mí.

Mi garganta parece secarse en segundos. Me aferro más a la manta y el miedo se apodera más de mí.

Zoe tenía que escucharme, necesito más tiempo, no sé si pueda decirle ésto a Zab cuando ni siquiera yo lo he asumido o asimilado.

Quisiera esconderme.

Entonces se hace un silencio, un silencio devastador que dura unos segundos hasta que mis oídos captan el sonido de la manilla de la puerta al girar. Cierro mis ojos fuerte, muy fuerte como si eso funcionara para escapar de la realidad. De mí realidad.

La puerta definitivamente se abre y rápidamente siento la presencia de Zab en la habitación y sé perfectamente que es él porque mi cuerpo lo reconocería donde sea mientras él esté cerca y aún si quiero no hacerlo pasa, mi cuerpo lo siente, mi corazón también.

Su respiración se escucha claramente por toda la habitación al igual que el sonido de sus pasos que ahora son más lentos, pero firmes y mí cuerpo ahora rígido está en estado fetal en la cama mientras me aferro con todas mis fuerzas a la manta fundida en mi pecho y cada vez que siento que se acerca, mi respiración se detiene un tanto, entonces siento como se hunde el colchón a mis pies provocado un pequeño respingo que pueda haya sido perceptible para él y sé que es el momento, no quedan más opciones que enfrentar ésto de una vez por todas, así que me siento sobre la cama sin poder evitar encogerse un poco antes de atreverme a mirarlo y al hacerlo mis ojos atrapan los de Zab inmediatamente, lo que me hace apartarlo en seguida, porque al saber que dentro de mí existe una vida que no es de él me siento más sucia que antes.

Jamás Te Soltaré #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora