C A P I T U L O 24

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Ayer, cuando ví esa prueba en mi mano, cuando supe lo que poseía y me di cuenta de lo que significaba, la dejé caer al suelo inmediatamente, cono sí fuera fuego, no pude controlarlo. Hay algo más fuerte que yo oponiéndose a cualquier posibilidad.

Me quedé ahí mucho tiempo
de rodillas en el suelo, sintiendo como mis lágrimas dejaban de correr por mis mejillas dándome un momento para pensar y tranquilizarme. Aunque no lo logré, solo podía ver esa prueba aún lado como si ella tuviera vida propia y es exactamente lo que no tiene y no podía salir de mis dudas sino la tomaba y buscaba por mi misma las respuestas, pero radicalmente mi cuerpo y mi mente decían otra cosa.

No estoy preparada para hacer eso.

No lo estoy.

Volví todas las cosas a los cajones, excepto la prueba, porque no me atreví siquiera a tocarla de nuevo, sabiendo perfectamente que tendría la respuesta a mis preguntas y no resistiría, y podría saber algo que no deseo saber. Así que salí del baño y me metí a la cama, escuché a Zoe tocar mi puerta, tal vez con la intención de que comiera algo, pero no respondí. Había un nudo inmenso en mi garganta que me estaba matando. También estaba asustada y cansada, muy cansada. No me resistí a beber un par de calmantes que me ayudaran a dormir pronto, porque ya dolía mi cabeza de darle tantas vueltas a todo, así que cuando las pastillas hicieron su efecto no luché con el sueño que prontamente me invadió y me venció.

Sin embargo desperté tantas veces que no las podría contar y justo ahora es muy temprano, pero no he podido dormir más, no he podido cerrar los ojos sabiendo que esa prueba se burla de mi detrás de esa puerta de baño, haciendo crujir mis nervios y destrozando mi ansiedad, porque sé que en solo unas horas tengo la cita con el doctor y...

No.

Salgo de la cama y entro al baño.

Respiro.

Me tomo mi tiempo para decidirme, pero al final me encuentro furiosa y tristemente decida a acabar con ésto de una vez.

Tomo la prueba del suelo donde la tiré y al tenerla otra vez en mis manos vuelve la inseguridad, vuelve esas ganas de salir corriendo, sin embargo no lo hago, me quedo justo ahí, enfrentándome a mis demonios.

Con mis manos levemente temblorosas hago todo el proceso como indica la prueba y unos minutos después he terminado y la dejo sobre el lavamanos y buscando la manera de mantenerme lo más alejada posible de ella mientras espero el resultado, pero dentro de mí rezo con todas mis fuerzas para que no salga positivo.

Por favor.

Una parte de mí siente que es cruel pedir eso, aún así no dejo de hacerlo, pero si yo supiera que ese posible bebé fuera de Zab no sería lo mismo, fuera la mujer más feliz del mundo, miraría esa prueba de otra manera y sacaría todas mis agallas, aún las que no tengo para superar ésto, lo haría, sí, pero no. Sería un niño que no deseo y que la simple idea me aterra, me aterra mucho y enloquecería de dolor al tener el hijo de un monstruo en mis entrañas y alguien tan malvado como lo fué Jack para mí.

La simple idea de Jack trae algo a mi mente.

La llamada de ayer.

-"Alguien te envía saludos desde el mismo infierno"

Mi mente no para de repetir esas palabras, aún así, no me dicen nada. Porque Jack está muerto y muerto tiene que quedar para mí, aún así nunca creí que habría alguien más con ese instinto tan perverso y malvado. Pero así es.

Pasan más minutos de lo indicado y aún me encuentro insegura de querer saber la respuesta, no me atrevo a mirar la prueba, pero tengo que hacerlo. Zoe vendrá por mí en unos minutos y yo debo saber eso, necesito saberlo, debo salir de estás duda y acabar con esto.

Jamás Te Soltaré #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora