C A P I T U L O 31

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V I LA

Han pasado dos semanas desde que salí del hospital.

Dos semanas desde que Zab me enseñó esa foto y volví a ver el repugnante rostro del hombre que me hizo daño. Cuando logré que Zab me contara todo lo que sabía no pude evitar que doliera fuertemente mi pecho al darme cuenta que ese hombre solo quiere vengarse de él y me ha utilizado para eso. Pero sobre todo no pude creer haya sido un infiltrado como Zab y que gracias a él Zab y yo estemos juntos después de sietes largos meses en los que pensé que nunca lo tendría conmigo otra vez. Aun así la mayoría de veces que su rostro aparece en mis pensamientos no puedo evitar vaciar el estómago hasta que no queda nada. Odio cada pesadilla en la que aparece y tener su recuerdo.

La doctora dice que más que náuseas matutinas causadas por el embarazo son parte de un trastorno psicológico a causa de todo lo que pasó y por más que trato que no me afecte lo hace, y también a mi bebé, pero la doctora ya ha tomado las medidas necesaria para que mi bebé esté bien por lo que tengo que tomar vitamina, y...

Es un niño.

Lo supe en la última consulta a la que fui después de salir del hospital y también escuché su corazón y si antes quedaba en mi alguna duda de que lo voy a amar, con eso se fueron todas, porque escuchar su corazón es el sonido más hermoso que alguien puede tener el privilegio de oír. Es mágico. Ese sonido hizo que me llenara de emoción y más que nada ahora deseo protegerlo con mi vida. Ver a través del monitor su pequeñito cuerpecito moverse dentro de mí me hizo darme cuenta que lo más importante es que esté bien.

Por otro lado esta Zab.

Cuando hemos ido a la consulta no pude evitar pedirle que me dejara hacerlo sola. Y aunque me dijo que está listo para afrontar esto conmigo veo en sus ojos cómo lucha cada día y no quiero que sienta que le exijo estar ahí conmigo.

Zoe también fue ese día a consulta y ella y Calvin esperan una niña. Calvin estaba tan emocionado como nunca lo había visto, Pero ver cómo brillaron los ojos de Zab cuando le dije que es un niño me hizo desear con todas las fuerzas del mundo que todo esto no haya pasado y este bebé sea suyo. Poder abrazarlo segura de eso cómo lo hizo Zoe con Calvin y llamarlo nuestro hijo. Solo nuestro.

Sonrío con tristeza.

Kill también salió hace unos días del hospital, pero nunca pude ir a visitarlo y pedirle disculpas por todo lo que pasó. Zab insistió que no era necesario, y pues ya que aún no se recupera Zab puso otra persona a cargo de mi seguridad hasta que kill esté bien aunque el nuevo guardaespaldas no me agrada. Su ceño fruncido y su expresión irritante lo hacen parecer que todo el tiempo está de mal humos y eso hace que que me asuste en vez de hacerme sentir más tranquila y extrañe la familiaridad que ya sentía con Kill.

Una patada de mi bebé me trae de vuelta a la realidad y al instante aparece una sonrisa en mi rostro. No puedo evitarlo.

Escucho que tocan a la puerta y en seguida me levanto para saber de quién se trata, pero cómo Zab me pidió que por ningún motivo la abra yo le pido al hombre moreno y musculoso que lo haga.

Mira por la mirilla de la puerta y luego me mira.

—Es un hombre, pero no lo conozco señora y no tengo ninguna notificación de alguna visita.

Las palabras del grandulón consiguen que un aire frío recorra mi espina dorsal y me quede frisada por un momento. Tomo mi teléfono para llamar a Zab y siento que estoy nerviosa. Aun así decido mirar por el ojo de la puerta y asegúrame que pueda ser ese hombre.

—No voy a abrir —le digo al grandulón cuando interviene en mi camino —solo quiero mirar y saber quién es —y al ver por la mirilla de la puerta vuelvo a respirar otra vez al darme cuenta quien es.

Jamás Te Soltaré #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora