That should be me

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-Justin: No... subamos, quiero dormir.

-Chaz: Dormimos juntos?

-Ryan: Chaz... sé que eres gay pero YO NO! –Gritó-

-Chaz: Idiota! –Comenzó a reír- Decía de dormir todos con colchones juntos, como en los viejos tiempos –sonrió-

-Justin: No... yo quiero estar solo.

-Ryan: Cale Chaz, me parece buena idea –me miró- Entérate Biebs, no te dejaremos ni respirar.

-Justin: Ya veo –reí-

Subimos a mi habitación, empecé a preparar eso un poco, aparté la cama y esperé a que estos trajeran los colchones.

-Ryan: Casi nos pillaron los del hotel –Dijo mientras metía el colchón en mi habitación-

-Justin: Creo que hubiera sido más fácil pedir una habitación para tres.

-Chaz: Y perderme a Ryan espiar en el pasillo como niño pequeño? Jamás –sonrió-

Comenzamos a hablar un poco, ellos intentaban no tocar mucho en el tema pero al final siempre terminábamos hablando de ella.

-Chaz: Eres idiota Ryan –le miró mal-

-Ryan: Qué hago? No tengo la culpa de que esté hablando de la caca de perro que pisé el otro día y precisamente la raza de perro que hizo esa caca es el perro que tiene el vecino de Sandra –se quejó-

-Chaz: Pues... pues... deberías saberlo.

-Ryan: Ah, ya, claro tú quizás te sabes todos los perros que existen en este mundo y sus dueños?

-Chaz: Eh... ese no es el tema ahora.

-Justin: Ya! –Grité- Ya basta chicos...

Ellos me comprendieron, entonces Chaz empezó a hacer el tonto, ha hacer risas.

Era imposible estar mal si estás al lado de Chaz, siempre acaba animándote, siempre te saca una sonrisa, aunque sea imposible.

Él puso música extraña desde su blackberry y comenzó a bailar como una gallina, nunca comprendí porque él siempre hacía eso, pero la verdad es que hacía gracia.

Luego nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, levanté a estos dos y les dije que ordenaran la habitación y se llevaran sus colchones.

Yo tenía que ir a unas entrevistas y al ensayo general.

*Narras tu*

Miré la hora, las 10 de la mañana, llevaba 20 horas metida en la cama y no había dormido ni 5 minutos.

Pasé la tarde y la noche llorando. Andrea y Miriam me llamaron, no les cogí el móvil, mi padre llamó a la puerta, no le abrí, Pattie también vino preocupada, tampoco le abrí.

No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie.

Andrea no dejaba de llamarme, tenía como unas 15 llamadas perdidas de ella.

Me volvió a llamar, y harta le cogí el móvil.

-Conversación telefónica-

-Yo: Qué quieres? –grité-

-Bob: Lo siento Sandra.. no quería molestar.

-Yo: Bob? Lo siento... es que no ha sido un buen día, ni buena noche...

-Bob: Qué te ha pasado? Ayer te estuve esperando para las clases de surf...

-Yo: Lo siento, es verdad... se me olvidó por completo.

Un cambio de 360°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora