¿En que situación me encontraba yo?
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Miré al chico que repartía las pulseras, me miraba esperando alguna respuesta mía.
Miré a Oscar, que me esperaba a centímetros de mí, delante.
-Portero: Entonces? Qué pulsera te doy?
Suspiré, cerré mis ojos y contesté.
-Yo: Amarilla.
Me la dio y me la puse. Brillaba en la oscuridad, así que toda la discoteca me vería el que no sabía en que situación me encontraba.
Miré a oscar, este me miraba con los ojos abiertos.
-Oscae: Pero tú... Y Justin?
-Yo: Prefiero no hablar de eso.
-Oscar: Habéis cortado? –insistió aún sorprendido-
-Yo: No lo sé. No sé nada de él. Lo único que sé es que se pasa los días jugueteando con Selena y no me coge el teléfono.
Oscar no dijo nada más, solo me abrazó. Necesitaba tanto un abrazo suyo. Él conseguía calmarme y me ayudaba a no tener miedo a nada.
Él, con una gran sonrisa me sacó a la pista de baile y bailamos. Bailamos durante horas. Me hizo reír y disfrutar de la noche. Me sacaba de mis pensamientos y hacía que pasara un rato fabuloso.
Bailamos al ritmo de la música techno house.
Bailábamos, saltábamos y nos sonreíamos entre las luces, el calor y la gente de la discoteca.
Luego decidimos salir un rato ambos.
Bebimos unas copas más, unas tres o cuatro más y miramos la hora, eran las 3.
Miramos a nuestra derecha, a lo lejos había un chico con una pulsera roja y una chica con una pulsera verde. Vaya, había hasta cuernos en la fiesta. También había muchas parejas con las pulseras verdes, que probablemente se habrían encontrado y conocido allí. Miré a Oscar, este llevaba la pulsera verde.
No llegaba a entender como un chico tan increíble podía estar soltero. En verdad, tenía a muchas chicas detrás de él. Por qué no salía con ninguna?
Lo miré y él me sonrió. Me acarició el cabello y me puso varios mechones detrás de la oreja. Luego me besó suave y lentamente en la mejilla. Giré algún que otro centímetro mi cara parar mirarle coincidiendo así con sus ojos, que se clavaron con los míos. Nos miramos a los ojos, él tenía unos profundos y bellos ojos azules. Se clavaban en los míos y me hipnotizaban. Quedé completamente anonadada en aquellos ojos, los cuales ya había visto con anterioridad aunque no de esa manera.
Él rompió esa burbuja y quitó su mirada de mis ojos, aunque no para menos, si no que bajó su mirada hacia mis labios mientras mojaba con sensualidad los suyos y dejaba su boca entre abierta. Yo seguí sus pasos y quedé mirando a sus labios. Nos acercamos lentamente y rozamos nuestras narices y acto seguido nuestros labios. Rozamos los labios y desviamos nuestra mirada hacia nuestros ojos. Volvimos a mirarnos a los ojos aunque seguíamos igual de cerca. Notaba su respiración, la inspiraba, al igual que él la mía. Fruncí mi mirada, intentando ver más allá de sus ojos. Estaba realmente intrigada en aquella mirada en la cual se podía ver el interior de sus ojos. Eran sumamente preciosos. Él como respuesta a mi mirada soltó una leve risa y se separó.
-Yo: Qué pasa? –pregunté sorprendida-
-Oscar: Por qué me miras así? Intentas resolver un misterio en mi cara?
-Yo: Solo quería ver bien tus ojos –respondí avergonzada-
Oscar me abrazó y cambió de tema. No quiso nombrar al beso que casi nos dimos, y lo preferí.
Me cogió de la mano y me acompañó a casa. Llegamos a las 4 y media.
-Oscar: Bien, una vez más el guardaespaldas Oscar te acompaña a casa –rió levemente mientras me acariciaba la mejilla-
-Yo: Sabes que no quiero que me acompañes. Me haces sentir pequeña.
-Oscar: Es que eres muy pequeña –sonrió-
-Yo: No, tengo un mes menos que tú. Eso es ser pequeña?
-Oscar: Déjame cuidarte –me besó en la frente- Además, tu madre me mataría si te dejara sola.
-Yo: Ahh! Mi madre... Qué más da?
-Oscar: En serio, quiero acompañarte. Me quedo más seguro sabiendo que estás en casa y que nadie te hace daño –entrelazó nuestros dedos-
-Yo: Eres... eres tan bueno –sonreí mientras miraba a sus ojos-
Él me abrazó y yo le seguí ese tierno abrazo. No sé como lo hacía, pero siempre conseguía abrazarme con ternura. Nos separamos lentamente y yo bostecé, estaba algo cansada.
-oscar: Oh, tanto te aburro? –se quejó haciendo parecer que estava enfadado, no le pegava nada pero le hacia un aire de chico bueno y eso si le quedaba bien-
-Yo: Sabes que no es eso –reí mientras bostezaba- Estoy algo cansada.
-oscar: Será mejor que entres y descanses. Dame un toque mañana cuando despiertes y te llamo vale pequeña?
-Yo: vaale –besé su mejilla- Hasta mañana, te quiero.
-Oscar: Hasta mañana, pequeña, yo también.
Entré en casa y subí a mi habitación. Tras ponerme el pijama caí rendida en la cama.
A los días siguientes, Justin seguía sin mandarme ninguna explicación y yo dejé de intentarlo. La última vez que intenté hablar del tema fue con Andrea, y ella me dijo claramente que no quería saber nada del tema. Así pues, dejé de intentar algo que no conseguía solucionar.
Me dolía y mucho. Pero podía hacer algo acaso cuando él pasaba del tema? No me cogía las llamadas, ni me contestaba a los mensajes.
-Narra Justin-
Hoy estaba feliz. En unas horas vería a mis hermanitos y a mi padre. Tenía bastantes ganas.
Entré silbando a la habitación de Andreaa, me iba a despedir de ella pues esta se iba de vacaciones con el padre. Entré, ella estaba hablando por teléfono.
-Andrea: En serio? Pero Sandra, te gusta Oscar? -Cómo que si le gusta Oscar? Quién coño es Oscar?- Ohhhh, que romántico. OSCAR es todo un caballero, un auténtico caballero -Un caballero? Le voy a partir la cara- Os besasteis? -Qué? No... no puede ser verdad, no se han podido besar. Y yo? Qué pasa conmigo?- Ah, entonces no os besasteis, que pena. Quiero conocerlo, si jajaja, en unas horas me tendrás allí y me lo presentas. Es guapo? Ohhhhh azules? tiene los ojos azules? -Pues los mío son de color miel! Algún problema?- Justin? Qué pasa con Justin? -Qué va a pasar? Que está enamorada de mí- Ah ya, tienes razón, es un niñato - Qué soy un qué?- Bueno amor, te dejo, nos vemos en unas horas. Te quiero!.
Andrea colgó y se giró. Me miró sorprendida.
-Andrea: No habrás...
-Justin: Iros a la puta mierda! –Grité enfadado y me fui-.
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