El hijo tomando resolución. Parte 1

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El hijo de Lucifer

::.El hijo tomando resolución. Parte 1

Quitó la vista del libro que leía para centrarla después en la puerta principal. Tocaban, pero no era su hermano. Lo sabía porque Andrew inventó un toque secreto para que supiera que era él quien iba a entrar. Por lo que no pudo evitar levantarse del sillón cuando la manilla giró y la puerta cedió.

-"Un ladrón"-Pensó, corriendo hasta el cuarto de su hermano el cual tenía varios cerrojos-"Debo llamar a Andy"-Se dijo, sabiendo que la policía no era una opción al tener su hermano un cuarto espeluznante para aquellos que no comprendía la religión vudú-Andy, responde-Suplicó al oír cosas estrellándose en el living y la cocina.

-¿Kenny?

-An...

Soltó su celular cuando un estruendoso golpe hizo crujir todo el lugar. Algo impactó contra la puerta de la habitación. Sabiendo que él era un completo inútil y que no sabía pelear, se escondió bajo la cama, recogiendo en el proceso su teléfono.

-Andy...-Susurró angustiado.

-¡Kenny! ¡Maldición! ¡¿Por qué no respondías?!-Lo regañó el mayor.

-Andy, hay alguien. Entró. Tengo miedo-Habló con voz temblorosa.

-¿Qué? Escóndete en el santuario de Samedi-Ordenó.

Demasiado tarde. Kenny oyó como uno por uno los cerrojos cedían.

-Va a entrar...-Pronunció aterrado. Obviamente tras la puerta no había un ser humano.

-Kenny ¿Dónde estás?

-En tu cuarto...-Articuló, gritando cuando la puerta salió volando, estrellándose contra una de las paredes.

-¡Kenny, corre al santuario! ¡Baron va para allá!

Pero no pudo. Algo lo jaló fuera. Un hombre lo alzaba de una pierna con una de sus manos, como si él fuese simplemente una pluma. Sus ojos eran negros. Su cabello también oscuro. Y su sonrisa, una demasiado escalofriante.

-Ya que tu hermano no está, quiero que le des un recado-Empezó con una voz grave y divertida.

-...

-Que deje de jugar como un niño con cosas que no entiende y que me dé el nombre del hijo de Lucifer. Si lo hace, meditaré el no matarlo-Dijo, dejándolo caer sin cuidado. El menor se quejó y arrastró hasta una esquina-¿Escuchaste, pequeño?-Cuestionó, dando un paso hacia él. Kenny se encogió en su sitio-¡¿ESCUCHASTE?!-Gritó al no obtener respuesta con una voz que lo hizo temblar y palidecer, además de que remeció una vez más el departamento.

-Es...Escuché...-Logró decir en su estado de terror.

-Muy bien-Y con una sonrisa satisfecha, desapareció.

El menor lloró y se abrazó desesperado por encontrar consuelo. Pronto sintió un patente olor a licor, y no dudó en aferrarse al cuerpo frente a él. Baron, le dio un par de palmaditas en la cabeza y lo cargó hasta su santuario, dejándolo en el sillón, pero Kenny no lo soltaba.

-Debo ver si el intruso está aún cerca-Habló con su acento francés.

-Andy-Sollozó.

-Ya viene. Sólo...-Intentando no ser brusco, se soltó del menor para salir.

Fuera vio todo desordenado. Un demonio había ingresado y usado su poder, dejando rastros por todos lados. La alfombra quemada y el olor patente a hollín. No pudo evitar pensar en que aquello era despreciable. Alguien de baja calaña había osado alborotar el lugar que le pertenecía a él, una deidad, adorada y alabada. Definitivamente despellejaría al demonio causante de todo.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora