El hijo tomando resolución. Parte 2

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El hijo de Lucifer

::.El hijo tomando resolución. Parte 2

Los días habían transcurrido, llegando a la fecha de más de ocho meses de gestación. Sandi sentía que su estómago era enorme, tanto que apenas podía mantenerse de pie más de una media hora. Lo único que deseaba era dormir y comer. De ser posible, las dos al mismo tiempo.

-Quiero algo lleno de azúcar-Pidió, mirando con sus bellos ojos a su hermano.

-Tal vez otro día...-Susurró Pomelo, levantándose de su asiento.

-¿Irás a dormir? ¡No has comido!-Le gritó, pero el mayor siguió su camino hasta encerrarse en su cuarto-Va de mal a peor...-Murmuró preocupada.

Después de que Billy destrozase su corazón, Pomelo se había sumido en una depresión, faltando incluso al trabajo en varias ocasiones. Le sorprendía el que no lo despidiesen aún, aunque eso era lo de menos puesto que lo principal era el estado de su hermano.

-Ni siquiera sé cómo animarlo...-Pronunció angustiada. Su bebé se removió dentro, notando su estado-Lo sé, pero tu tío me tiene demasiado preocupada-Le habló a su niña-"Tal vez deba ir a hablar con Billy"-Pensó, negando-No sé dónde está...-Desanimada posó su mirada en la comida a medio comer de su hermano-Pomelo...-Lo nombró triste.

***

La silla había pasado a segundo plano, pudiendo caminar con bastón. Le sorprendía lo rápido que procesaba. Al parecer el impacto fue menos de lo que creía. De igual forma aún le dolía, pero podía caminar dentro de su casa. Sí, su casa. Suspiró largamente recordando que discutió con su mejor amigo. Acabó pidiéndole a Jonathan que lo dejase regresar a su hogar. El de mechas se quejó y lo llamó idiota por querer irse, pero no podía estar constantemente en casa de Jona. Se sentía prácticamente como un estorbo ya que su amigo no podía hacer demasiado teniéndolo a él ahí.

-Como sea...-Murmuró, avanzando. Había decidido caminar por el amplio patio trasero de la mansión de los Ortega-Volverá a hablarme-Aseguró, pensando en quién sería el primero en arreglar la situación. Posiblemente él. Siempre accedía mientras que Jonathan era un terco de tomo y lomo.

-Eric.

Se giró al oír que era llamado. Era la señora Ortega con su dulce sonrisa. Comúnmente en la mansión no había nadie debido a que los dueños trabajaban en el extranjero. De igual forma últimamente los veía más seguidos ¿es que habían decidido tomarse unas vacaciones?

-Hola-Saludó, tomando asiento en una banca. Ella se sentó a su lado.

-¿Cómo te sientes?

-Mejor-Sonrió.

-Me alegra. Cuando oí del accidente pensé lo peor-Comentó denotando su angustia.

-Afortunadamente no fue grave.

-Sí...-Susurró, posando su mano en uno de sus brazos como dándole apoyo-Y en un futuro tampoco lo será-Prometió, extrañando a Eric.

-No puede asegurar el futuro.

-Cierto-Concordó con una pequeña sonrisa-Pero, hablando de futuro ¿no has pensado en nuestra propuesta?

-¿Cuál?-Confuso.

-La de estudiar en el extranjero. Es una gran oportunidad, y puedes empezar desde el segundo semestre.

-...

-No quiero obligarte-Sincera-Pero de verdad me encantaría que aceptases.

-Yo...lo pensaré. Esta vez, sí lo haré-Prometió, consiguiendo que la mayor sonriese.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora