El hijo reuniéndose

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El hijo de Lucifer

::.El hijo reuniéndose

Sandi iba a ser dada de alta y decidieron darle una fiesta de bienvenida en casa del hermano de la rubia. Pomelo estuvo de acuerdo, invitando a sus hermanas y padres. Tal vez la relación con estos últimos era tensa, pero sabía que en el fondo Sandía los quería ver. Poca visita recibió de ellos en el hospital, y como madre primeriza necesitaba de aquel apoyo emocional por parte de los mayores. Pomelo realmente esperaba que se comportasen, aunque internamente temía no lo hiciesen.

-¿En qué piensas?-Volteó al oír a su jefe y actualmente "novio".

La relación era extraña, y por petición suya, no apresurada. Primero fue un beso al que le siguieron varios más, buscar la mano de Blake se hizo algo inconsciente, requerir de sus abrazos y contención, de sus caricias. Nunca se interesó de ninguna forma en su jefe. Era atractivo, eso no lo negaba. Pero Billy siempre fue su todo, y tras perderlo, se volvió su tormento. Pensar en él, aún en ese momento, era doloroso. Pero lentamente Blake consiguió concentrar su mente en otras cosas. Y también, con lo sucedido a su hermana, el apoyo del mayor se volvió en algo valioso. Estuvo a su lado cada segundo, no pudiendo evitar Pomelo sentir cariño hacia él.

-Pensaba en que suplico que esto no se vuelva una guerra-Respondió.

-Tal vez lo sea, pero sé que podrás resolverlo-Declaró con una voz grave que se estremeció al otro.

Blake era demasiado sensual.

-Espero...-Suspiró largamente-Debo ir por el pastel.

-Te llevo-Propuso inmediatamente. Pomelo sonrió, dándole un corto beso.

-Voy por mi billetera.

Blake lo vio perderse por el pasillo. El mayor, por siglos, sentía que algo malo se aproximaba, pero no para ese día.

***

-¿Andy?

Quitó su mirada del libro que leía para centrarse en su hermano quien tomó asiento a su lado.

-¿Sucede algo?

-He estado reuniendo dinero porque quería ir a un planetario, y cuando estuve en el hospital prometiste pasar más tiempo conmigo, por eso...-Le mostró dos boletos-Los compré para nosotros.

-...

-¿No puedes?

-Puedo-Accedió, tomando uno-Es en la ciudad vecina-Murmuró-Bien. Prepara todo, yo veré los pasajes.

-¡Ok!-Feliz, abrazó a su hermano antes de ir corriendo a su cuarto.

-¿Y no estoy invitado?-Interrogó Baron. Andrew volteó a verlo.

-Creo que no necesitas de una entrada para ir.

-Cierto-Bebió un poco de su licor predilecto-Creo que me tomaré esto como pequeñas vacaciones. Ya es tiempo que vaya a ver a mi amada.

-¿Amada?-Divertido-Me sorprende que esté a tu lado sabiendo que le eres infiel, Baron-No pudo evitar comentar. El Loa sonrió para nada ofendido.

-No estaré disponible-Y con eso dicho, desapareció.

Andrew no se sentía indefenso sin Baron a su lado. De todas formas, esperaba que no sucediese ningún inconveniente. Los Archidemonios se habían apaciguado, pero eso era solamente una calma antes de una posible e inevitable tormenta de sangre. Incluso le sorprendía que no hubiese sucedido una desgracia mayor estando tantos demonios reunidos en la misma ciudad. Toda esa negatividad junta volvía locas a las personas. Aunque, leyendo los periódicos, pudo ver que un asesino serial atacó a una rubia que conocía. Sandía Déla Nova. Posiblemente uno de los tantos sacos que hizo acabó con la chica, atrayendo a uno de los demonios.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora